La queja aviar y la inflación elevada crea un escenario sin precedentes en supermercados y restaurantes

Una estantera vaca en un supermercado de Los ngeles.PABLO SCARPELLINI

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En Nancy, a cajera de un supermercado al este de Los Ángeles, la costaba dar una explicación coherente para justificar el vacío total en la sección donde normalmente se encuentran los huevos. «No sabemos qué está pasando, pero no nos queda ni uno. Es algo que no haba visto nunca en todos los aos que llevo trabajando aqu», deca a EL MUNDO a modo de disculpa. por las nubes y una crisis sin precedentes avivada por un fuerte brote de gripe aviar.

La situación comenzó a agravarse en febrero del año pasado. Los primeros casos confirmados de gripe aviar coinciden con la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas y se cree lo que algunos granjeros en EEUU han descrito como la tormenta perfecta. Comenzaron a morir gallinas a gran velocidad y el aumento en el precio de la gasolina, con el barril de crudo superando inmensamente los 100 dlares por barril, dispar todo lo dems, incluyendo la comida.

Hoy la crisis parece haber alcanzado su punto lgido. En diciembre el valor de la docena de huevos aumenta un 11% con respecto a noviembre, de acuerdo a datos del Departamento de Agricultura, y en solo ao ha disparado un 60%. En Nueva York, el pagan costaba 11,49 dlares por docena y en Hawaii 10,99, una situacion que podra seguir agravándose si no serena la epidemia en las granjas.

De acuerdo a datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), 57.8 millones de pjaros han muerto en los 50 Estados del pas en menos de un ao por la gripe aviar, con más de 5.821 aves salvajes detectadas portando el virus. De ah viene principalmente el peligro, del contacto con aves de corral que han provocado la muerte de gallinas a gran velocidad. Varios son los Estados que están recomendandomaintainer las gallinas en instalaciones cerradas para evitar contagios.

No han faltado los crticos con el sistema de produccin industrial en granjas, convencidos de que nada bueno poda salir de meter miles de gallinas en una nave industrial, Alimentos con una dieta saturada de protenas y exponerlas a entre 18 y 24 horas de luz para que la puesta de huevos fuera an mayor. Los virus y los contagios tenan que llegar, adems del fin de los das en que comprar una docena costaba un dlar con unos pocos centavos.

Para otros, sin embargo, la crisis ha supuesto una oportunidad. Muchos son los granjeros que han agotado toda su producción en espera de das o la tienen comprometida para los próximos meses. Jess Méndez, dúo de una granja en Arroyo Grande, Calif., duplicó las ventas en el mercadillo de Los Ángeles al que acude cada semana. Ha subido los precios a ocho dlares por docenas por el incremento de la gasolina y el salario mínimo en California en 2023 hasta los 15.50 dlares. Y an as se los quitan de las manos. «Podra venderlos por 10 dlares y la gente me los comprara, pero no quiero abusar», de. «La situación actual me está ayudando a poder pagar mejor a mis trabajadores».

En una esencia del valle de San Fernando hace semanas que el dueo, Scott, ha dejado de venderlos. Dice que son imposibles de conseguir y que, aunque lograra hacerse con ellos, seran demasiado caros para sus clients, de mayora hispana. Est rellenando el espacio con botellas de leche y zumo de naranja. Deborah Ruiz, dueña de Sunset Ranch Egg, distribuidora de restaurantes y hoteles en Van Nuys, California, asegura que no ha visto una situación igual en los ms de 50 aos que lleva su familia metida en el negocio.

Es la misma postura que han adoptado algunos supermercados en el norte de California. «Hay algunos establecimientos que se están negando a venderlos a esos precios», corroboró Bill Matos a ABC, presidente de la Asociación Avícola de California. «Ni siquiera quieren huevos en el supermercado, lo que me parce un poco extrao. Pero supongo que prefieren no venderlos a tener que sorprender al consumidor con un precio tan elevado».

Otros, sencillamente, no están pudiendo soportar la presión. Pasteleras en varias partes del pas han tenido que cerrar sus puertas al no querer sufrir más los precios de sus productos. Se niegan a cobrar hasta cinco dlares por una galleta. Porto, la cadena de pasteleras cubanas en Los Ángeles, ha sostenido gracias a su gran volumen de facturación. «Todo el mundo se está poniendo», de EL MUNDO Beatriz Porto, una de las propietarias. «Estamos trabajando por todos los medios de hacer a la gente feliz y no aumentar los precios, pero es muy difícil. Estamos trabajando más y cobrando menos». En restaurantes de especialidades como Egg Shop, con locales en Manhattan y Brooklyn, los hombres son un 10% más caros desde hace unos das.

La crisis actual ha aumentado el número de personas que optan por montar un pequeño corral en el jardín trasero de sus casas, aunque en muchos casos salga más cara la instalación, las gallinas y el pienso que los huevos que ponen. Mientras, en las granjas hay prisa por recuperar las aves perdidas por la queja aviar para aumentar la produccin, sin visos claros an de cundo se podr dar carpetazo a la peor crisis de este tipo desde 2014.

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