Keffieh sur les épaules et crâne rasé, debout dans la grande tente dressée vers l’entrée du village d’Ara, dans le nord d’Israël, Karim Younis avait l’air un peu perdu, derrière ses lunettes rectangulaires, jeudi 5 janvier, por la tarde. Un flujo continuo de vecinos, activistas y ex presos se arremolinaron a su alrededor para besarlo, tomar algunas fotos, dejarle una nota; Cada cinco minutos, también contestaba el teléfono que le pasaban con buena gracia. Después de cuarenta años en las prisiones israelíes, el detenido palestino de mayor edad ahora está libre, pero aún no se pertenece por completo a sí mismo.

“No puedo expresar lo que tengo en mí y lo que siento. Hoy olí el aire y vi el sol”, había descrito unas horas antes, cuando llegó al pueblo. El exconvicto se reunió primero en la tumba de sus padres -su madre murió en mayo de 2022- antes de unirse a quienes acudieron a felicitarlo. “Cada historia de prisioneros es la historia de todo un pueblo, y estoy orgulloso de estar entre los que se sacrificaron por Palestina”. El les dijo.

Un “héroe, luchador por la libertad”

Karim Younis fue condenado a muerte en 1983 por haber secuestrado y asesinado, junto con dos de sus familiares, Sami y Maher Younis, a un soldado herido, Avi Bromberg, en 1980, en los Altos del Golán, ocupados por Israel. Su sentencia fue conmutada por cadena perpetua y luego, en 2012, reducida a cuarenta años. Los defensores afirman su derecho a resistir la ocupación israelí “por todos los medios disponibles, incluida la lucha armada”referencia a la resolución 37/43 de la ONU en 1982. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, felicitó el jueves a un «héroe, luchador por la libertad».

Las autoridades israelíes han tratado de limitar las celebraciones en torno a su liberación. “Hasta que el gobierno apruebe una ley que imponga la pena de muerte a los terroristas, haré todo lo que esté a mi alcance para asegurar que salgan de prisión avergonzados”. uno advirtió al nuevo ministro de seguridad nacional, el supremacista judío Itamar Ben Gvir. El jueves por la mañana, antes del amanecer, Karim Youn había sido sacado de su celda en la prisión de Hadarim y transportado a Raanana, en el centro del país, donde lo depositaron los servicios de seguridad. Tuvo que pedirle a los transeúntes que le prestaran su teléfono para poder comunicarse con su familia e irse a casa. Por la tarde, la policía canceló una procesión prevista en su pueblo.

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