La historia de un fotógrafo vasco condenado por abuso sexual que sale a la luz tras una polémica e intentos de censura

Esta es una trama con varias historias. La del abusador, la de las víctimas en busca de justicia, lo truculento de los fueros y la del propio documental que expone los hechos.

Kote Cabezudo es un fotógrafo muy famoso en España que trabajó en la industria de la moda a finales de los ’90 y principios de los 2000 en San Sebastián. En 2013, fue denunciado por primera vez por abuso. Fue condenado a 28 años de prisión el año pasado, una década después, cuando tenía 74 años, por delitos de abuso y agresión sexual, elaboración y difusión de pornografía infantil y delito de estafa a víctimas, siete de ellas menores de edad en el momento de los hechos.

El 23 de noviembre debía estrenar el documental «En el número de ellos» en la plataforma Disney+, quien pagó los derechos para emitir en exclusiva y en una plataforma de streaming.

Ali. ocho mujeres cuentan lo que vivieron. A pesar de la campaña de difusión, sin aviso previo, la serie no vio la luz. Aunque en principio se indicó que se había postergado, nunca volvió a tener fecha de estreno, y Disney devolvió los derechos de emisión a los productores. Ahora, la trama de 3 capítulos ya vio la luz en Netflix España, aunque aún no tiene fecha de estreno en Argentina.

Los abusos de Cabezudo comenzaron con rocas inapropiadas, peticiones que empezaban livianamente y se acrecentaban de sesión en sesión. A tiempo, comercializaba las imágenes (fotografías y videos) de estas víctimas en una página web, Fotokoma, donde se puede acceder a sitios pornográficos. Consigue 14,95 euros por descarga.

El primer denunciante hizo su presentación en 2013 en un juzgado de San Sebastián, porque detectó no autorizada la circulación de las imágenes que había tomado Cabezudo. Su acción llegó de la mano de Mario Díez, abogado y fotógrafo. Ella había hecho fotos también con él y cuando le relató la conducta de Kote, Diez no dudó en representarla en la denuncia.

“Obtuvimos un acuerdo extrajudicial por el que pagamos 700 euros para que él tirara las imágenes -explica el defensor-. El cargo se hizo efectivo, pero las imágenes nunca salieron de circulación”.

Ahí entiende que el negocio de abusador debía ser sistemático y probablemente encontraría más chicas que hubieran pasado por su tarde. Pero todo fue más grande que sólo el negocio de las imágenes. Diez escuchó que algo no funcionó bien. Decidió recurrir a la sentencia y como en una caja de Pandora, no dejó de extraer más casos, pero esta vez de abuso sexual, violaciones y distribución de pornografía infantil.

La causa llegó a reunirse 21 víctimas. Mientras tramitó en el país vasco no prosperó. Una llamada a un especialista en cuestiones de abuso de Madrid permitió desplazar a algunos participantes y llevar a cabo el juicio a otros fueros.

Las víctimas, no sólo eran convertidas en culpables en los interrogatorios filmados en los juzgados de San Sebastián por la jueza Ana Isabel Pérez Asenjo (que puede vers en el documental), sino que tampoco lograban voz en los medios de comunicacion.

Las denuncias duraron por años en los anaqueles de la policía Nacional en Donostia. Un oficial de la policía local, alertado de este escenario, contactó a un viejo amigo de la prensa, Melchor Miralles. Reconocido periodista de investigación, destacado por su trabajo en el desmantelamiento de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), una fuerza parapolicial que operó contra ETA. Miralles pasó por las redacciones de Diario 16, El Mundo, dirigida País Vasco, fue productora en Antena 3 y TVE. Hoy destaca como comentarista en los programas de política de la señal oficial y en Telemadrid.

Luego de su primera brazada en el caso, el mensaje que recibió fue determinante: «No tienes ni puta idea de dónde te estás metiendo». Pero la frase no pudo con él. «Una vez que te enteras de lo que pasa, como periodista ya no puedes llamarlo»por qué.

Con ellas en primer plano Miralles enhebró todas las cuentas de la historia para dar vida a «En el número de ellas», sur tercer documental que, en esta ocasión recibió la confirmación de Disney para estrenarlo en su plataforma streaming en el pasado noviembre.

«Publicitó el lanzamiento de manera previa -relata Miralles, quien se configuró en co-producer ejecutivo-, pero la fecha, el documental no llegó disponible, tampoco en los días posteriores y no se emitió ninguna declaración al respecto. No antecedente de hay de una situación similar en el mundo. Alguien de alto nivel lo freno. Para las víctimas fue una nueva agresión”.

Disney ha reintegrado al productor Señor Mono los derechos que había percibido. Ahora mismo, ningún medio se hizo eco de lo sucedido. Miralles fue sólo acogido por uno de los más famosos podcasters españoles, Alex Fidalgo, en su “Lo que tú dices”, para relatar los hechos.

Los tres capítulos de una hora de la serie fueron dirigidos por Eduardo Mendoza, con guión de Gracia Solera. En ellos se enfrentan a la cámara ocho de las denunciantes, cinco de ellas de modo público y tres reservando su identidad. «En sus relatos -sigue el periodista- muestran el tejido sutil del fotógrafo para llevarlas desde la sencilla sesión a los sitios a los que no decidieron ir, pero a los que terminaron llegando y cómo, además, a medida que denunciaron, el propio abusador incrementaba la difusión de imágenes en Internet como una acción intimidatoria”.

Cabezudo aprovecha su fama, el deseo de las jóvenes (algunas de ellas de apenas 13 años) de avanzar en su carrera, la inexperiencia de la edad y el circuito del silencio que la vergüenza de las víctimas y la reputación del fotógrafo propiciaba.

“El documental muestra una realidad que era impensable para la España de hoy -advierte Miralles-: una serie de mujeres y jóvenes, incluso menores de edad, intentando relatar el abuso al que fueron sometidos, y siendo revictimizadas por los juzgados de San Sebastián. Un agresor fortalecido por la impunidad que otorgan los contactos con el poder al que aún le secuestran parte de sus equipos, le deja su computador, desde el que sigue publicando materiales aún en etapa de juzgamiento”. Las suposiciones se escalan detrás de una fuerte cantidad de imágenes propiedad de Cabezudo que comprometerían a figuras influyentes.

Eduardo Mendoza explica los detalles con los que desearon componer los testimonios: «Les propusimos a todas las participantes algo poco común: que iban a poder ver el documental antes que nadie más y que si algo les hiciera daño, tendríamos atención en modificarlo. La premisa era doble: contar la verdad, pero tambien cuidar en extremo de no volver a lastimar a quienes ya sufrieron suficiente con el hecho, con el descredito de sus declaraciones y con la demora en conseguir justicia. Pero nos interesaba contar la verdad, porque el silencio solo perpetua el abuso”.

MEDIO

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