Nacido en Noruega, entregó documentos secretos de seguridad a la KGB. Fue detenido en 1984 y condenado a 20 años de prisión.

«Un funcionario de la Cancillería noruega fue detenido y acusado de espionaje cuando pretendía tomar un vuelo de Oslo a Viena», contaban el 21 de enero de 1984 los cables de agencias.

Era Arne Treholt, entonces una figura política en alza que Había accedido a los más altos secretos oficiales de la OTAN y que llevaba tiempo entregándoselos a altos cargos de la KGB, el servicio de inteligencia de la Unión Soviética. Murió la semana pasada en Moscú a los 80 años. Fue el final de una historia de intrigas y engaños.

Había nacido en 1940 en la capital noruega, había estudiado Ciencias Políticas y Económicas y había comenzado su carrera profesional como periodista del diario ‘Arbeiderbladet’, el del partido laborista. A finale de los años 60, antes de cumplir los 30, ya tenía contactos con la KGB.

No era un funcionario más aunque fuera simplemente el jefe del servicio de prensa. Era un diplomático con influencia y acceso de quien se esperaba una carrera política grande e importante.

Treholt Admitió tras su detención lo que estaba haciendo. Los servicios secretos noruegos habían obtenido incluso fotografías del detenido, un año antes, paseando en Viena (Austria fue Durante toda la Guerra Fría una ciudad neutral y un nido de espías) con Gennady Titov y Aleksander Lopatin, altos cargos de la KGB de los años 80.

Las autoridades noruegas han tenido las primeras sospechas gracias a confidencias de desertores de la KGB ya que El FBI investigó durante sus estancias en Nueva York como miembro de la delegación diplomática de noruega en Naciones Unidas.




El encargado encargado de prensa de la cancillería noruega, con funcionarios de la KGB soviética. Foto: AP

Prisión y Escándalo

El revuelo que ocurrió su detención y el hecho de que se probara, porque él lo consiguió prácticamente todo, que había estado años pasando secretos de la OTANdonde accedió como alto cargo en Exteriores en Noruega, a la Unión Soviética, es el mayor escándalo de espionaje de la historia de Noruega y uno de los más fosas de la Alianza Atlántica.

Su caso además pudo haber sido mucho más grave, porque Treholt apuntaba a un futuro líder político. Treholt fue una de las estrellas políticas de la Noruega de izquierdas y antimilitarista que creció a finales de los 60 y principios de los 70, como en otros países europeos, impulsada por el sentimiento pacifista que creció con la guerra de Vietnam.

Antiguo periodista que había escalado rápidamente por la estructura de la Cancillería estaba además casado con Kari Storaekre, una estrella televisiva. Ydurante años tuvo papeles de influencia mucho mayores que los de encargado de las relaciones con la prensa, como cuando participó en las negociaciones comerciales con la entonces Comunidad Económica Europea o en la encontraron las fronteras marítimas entre la Unión Soviética y Noruega.

Arne Treholt, en una imagen de 2007, hasta ahora publicada.  Foto: AFP


Arne Treholt, en una imagen de 2007, hasta ahora publicada. Foto: AFP

secretos oficiales

Mientras hacía todo eso, llevaba al menos desde mid de los 70 entregando secretos oficiales a Moscú, entre ellos los planes de defensa del país ante una eventual invasión soviética y la localización de los arsenales de armas de la OTAN en Noruega.

Tras su detención el noruego fue condenado a 20 años de prisión, la pena más grave que permitía entonces el código penal de su país.

Siempre dijo que no era un espía y que si entregó información a Moscú lo había hecho para rebajar las tensiones entre las superpotencias. Pero nunca pudo explicar el origen de las transferencias de cientos de miles de dólares que habían recibido en cuentas secretas de bancos suizos. También intentó defenderse diciendo que le habían hecho chantaje con unas fotografías de contenido sexual.

El caso de Treholt volvió a los medios en 1992 cuando tras apenas ocho años de cárcel fue liberado. Entonces se mudó a Rusia y luego a Chipre donde se dedicó a los negocios. Finalmente se estableció en la capital rusa. Cuando salió de la cárcel alguien, que hoy sigue siendo anónimo, donó 100.000 dólares. Era tal vez el último pago por sus servicios.

Treholt dejó para la posteridad varias obras de memorias y la traducción al noruego del libro ‘Foundation’ de Isaac Asimov. El año pasado había escrito artículos en la prensa defendiendo la guerra de agresión rusa contra Ucrania.

Bruselas, especial

CB

Mira también