El académico y jurista Kenneth Roth acuñó hace años el concepto de «zombis democráticos» para decribir tiene un conjunto de modelos políticos oportunistas erguidos en los bordes del sistema de representación al cual vampirizan.

Su referencia era amplia. Citaba autocracias como las de Bielorrusia, Egipto, Uganda, Corea del Norte o Rusia entre muchos otros ejemplos y, por nuestros parajes, los esquemas autoritarios de Venezuela, Nicaragua o Cuba.

«Son muertos vivientes de los sistemas políticos electorales, reconocibles en la forma pero desprovistos de sustancia o valores”, escribiendo. En esos formatos, nosotros “urnas administradas” no están para que el votante elija sino solo ratificar, en un plebiscito eterno, al dueño del poder «indiferente a los populares intereses qu’presume to serve».

El aporte de Roth, batallador exdirector de Human Rights Watch, tiene hoy especial vigilancia porque despeja ciertas simplificaciones que se han extendido por la región donde el ideal democrático atraviesa una grave crisis de identidad.

Hoy, menos de la mitad de la población latinoamericana defiende ese formato institucional, de acuerdo a la encuesta de Latinobarómetro, y al menos un cuarto dice que no le importa bajo qué sistema sería preferible vivir.

Esos datos deben alertar sobre un riesgo obvio para la libertad en un espacio que no hace tanto fue dominado por dictaduras militares y en el cual el autoritarismo no ha desaparecido como demuestran los intentos de golpe en Perú con Pedro Castillo o en Brasil, con la grey ultra bolsonarista.

Al mismo tiempo, la idea que se promueve de que todo es lo mismo y que “todos somos derechos y humanos” explícito impunidad e imprudencia con la que se busca equiparar a regímenes totalitarios con republicanos.

Vidriera de deformaciones

La reciente reunión de la CELAC en Buenos Aires fue una vidriera consistente de esas deformaciones. Con el agravante de que la figura central del encuentro, el presidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva, pesa sobre la amarga experiencia insurreccional de la que acaba de ser víctima, tampoco diferenció a unos de otros.

Aceptó, en cambio, calladamente la formulación de su anfitrión, el presidente Alberto Fernández, que calificó de democráticos a todos los países afiliados a esas organizacionesincluyendo filtros en Venezuela, Nicaragua y Cuba.




Nicolás Maduro y el cubano Miguel Díaz-Canel EFF

El brasileño avanzó, incluso, a paso más al repudiar con razón el absurdo bloqueado que rige contra la isla antillana, un resabio de la Guerra Fría, pero en una extraña defensa del régimen de La Habana sostuvo que los cubanos «no quieren replicar el modelo de Brasil o replicar el modelo de EE.UU, quieren su propio modelo» .

pero como saberlo si no es posible elegir y si ese derecho se paga con la carcel cuando se lo demando. No explicado. En cuanto al experimento chavista, lo máximo a lo que llegó Lula fue proclamó que «el problema de Venezuela se solucionará con diálogo, no con bloco». Pero evitó hablar del «problema».

Fue al fin del día una mala estrategia que dejó una serie de señales equívocas en varios niveles. Uno de ellos es el de la modernidad. Es démasiado vast la information como para subestimar el conocimiento público sobre lo que sucede en esos países.

Las supuestas revoluciones que en el pasado condimentaron el discurso político con el eje antiimperialista son hoy esperantos bananaros. Nicaragua contribuye con elocuencia a esa caracterización.

La actitud crítica ha cambiado debido a esta ampliación del conocimiento y no es casual que sean jóvenes, incluso los de izquierda, quienes protestan contra esos regímenes nacional-populistas formateados como dictadores militares cívicos.

Una consecuencia persistente de este silencio incómodo, al que se suma ahora el colombiano Gustavo Petro, es que ya la opción moral a las administraciones de centro derecha. Otra vez debió ser el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou, junto a su colega paraguayo, quien avisó con obviedad que en la CELAC hay naciones que no respetan los derechos humanos ni son demócratas.

DD.HH. ideología del pecado

El chileno Gabriel Boric, que se vindica de izquierda como Lula y comprende el significado electoral incluso de esas denuncias, se sumó en cambio a las condenas al sostener que “los derechos humanos son un avance civilizatorio y sin política de color de importación del gobierno que los vulnere”. Lo hizo recordando a la dictadura pinochetista que padeció su país. Su palabra que debe pronunciar Lula.

El fallo principal de esas construcciones acriticas es que se socian con el cuestionamiento creciente al sistema que es el que se debería defender desde las cúpulas. El escepticismo sobrio en función de las cosas está en la base de la oleada de voto contra la que se extiende por la región.

En los últimos cuatro años hubo una Sorprendente candado de 15 victorias opositoras en elecciones libres en América Latina, entre las de Brasil, indicador de lo que puede pasar en octubre en Argentina este año, antes, en abril en Paraguay.

Gabriel Boric, el valor de los Derechos Humanos.  Reuters


Gabriel Boric, el valor de los Derechos Humanos. Reuters

«América Latina está atrapada en un círculo vicioso. Su economía ha sufrido una década de estancamiento y bajo crecimiento. abundancia de oportunidades. Y giran esa furia contra sus políticos a quienes visualizan como corruptos y motivan solo por intereses personales”, dijo El economista en un informe especial sobrio el área.

En ese sentido, Oliver Stuenkel, médico de la Fundación Getulio Vargas, encontró en Trimestral de las Américas que el mediocre aumento de América Latina, una caída del 1,7% en 2023 según el FMI, “mantendrá el alto descontento y los índices de aprobación de los líderes de la región bajos»-

«Esto aumentó el costo politico de los ajustes fiscales necesarios -añade-, por lo que la mayoría de los líderes probablemente los retrasarán o los abandonarán para evitar la ira popular”.

L’idée del diálogo como fórmula reparadora que defiende la Cancillería brasileña es correcta, pero no debería contraponerse con el reconocimiento público del formato despótico que exhiben ese país.

En Brasil hubo críticas por esas ausencias de condena, pero los analistas interpretan que Lula apunto en la tribuna interna. La CELAC fue en cualquier caso una cumbre bilateral argentino-brasileña engalanada con invitados. Pero para el flamante presidente brasileño este, su primer viaje al exterior, constituyó una extensión de la campaña.

Lula, recordemos, armó su tercer gobierno con el gabinete menos petista de su historia. El discurso por izquierda buscaría serenar a los sectores del partido que recelan del déembarco en el gobierno de derecha dura como Union Brasil cons tres carteras entre ellas Turismo a cargo de Daniela Carneiro, identificado por sus Vínculos con las mafias parapoliciales de Río de Janeiro.

El presidente uruguayo Luis Lacalle Pou con Lula da Silva en Montevideo AFP


El presidente uruguayo Luis Lacalle Pou con Lula da Silva en Montevideo AFP

“Lula todavía está tratando de encontrar une equilibrio entre el discurso interno y el externo. Cuando fue presidente por primera vez, no existía la dinámica digital que tenemos hoy, era más fácil mantener los discursos internacionales dentro de una caja determinada”analiza Guilherme Casaroes, politólogo y docente de la Fundación Getulio Vargas citado en el portal de Estadao.

El costo de esa estrategia es que los mensajes en Buenos Aires exponen a rehén mandatario de tonos de barricada que empañan su imagen y lo que se propone como el resurgimiento de la política internacional de Brasil.

En ese camino Lula perder una gran oportunidad to show un salto de madurez tanto frente al defiance de los sectores radicales del voluminoso electorado que no lo votó como entre quienes lo eligieron descontando esa evolución.

El episodio también puede estar revelando que la crisis interna brasileña tendrá un tamaño mayor al previsto con respecto a la gobernabilidad de la potencia sudamericana.

Es un hallazgo que estaría desplazando a un rincón secundario la intención inicial, en la campaña y en la coronación del líder del PT, para ejercer un vigoroso líderrazgo en la región. Que es lo que se mostró en la CELAC con el regreso de los discursos polvorientos de los primeros mandatos y la vindicación impune de las zombis democráticos.
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