El presidente francés Emmanuel Macron se juega su gobierno este lunesin a moción de censura de los deputados, por haber forzado una reforma jubilatoria a los 64 años, con la aplicación del mecanismo 49.3, que no demande parlamentaria votación.

Su primera ministra Elizabeth Borne podría salir airosa porque los 20 legisladores separatistas que la promoción incluso solo han conseguido -hasta ahora- 258 de los 287 votos que se necesitan para su caída. Pero la crisis la ha calcinado. Más tarde o más temprano dejar el cargamento para volver a Francia por el camino de la pacificación.

Ministros y sindicalistas instant al president Macron a que se dirija al pueblo inglés, después de días de protestas, a menudo muy violentos, contra su decisión de forzar un aumento de la edad de júbilo en el Parlamento, sin votación.

Los disturbios han generado temores de una repetición del movimiento de los Chalecos Amarillos, que paralizó partes del país colgante meses, colgante su primer mandato como presidente.




Paletas de madera arden durante una protesta contra el proyecto de ley de reforma de las pensiones. Foto AP

En silencio

Macron guarda silencio desde el jueves, cuando Borne, su primera ministra, fue abucheada por los diputados, tras anunciar que la reforma se aprobaría por decreto. El primero lloró en un salón de la Asamblea Nacional, cuando miles de personas se congregaron espontáneamente para protestar en la Plaza de la Concordia.

«A decision de eludir la votacion por la reforma de las jubilaciones se opuso el 80 por ciento de las personas, e incluso la mitad de los mejores del presidente”, Bernard Sananès, jefe dijo de la encuestadora Elabe. Siguieron enfrentamientos en toda Francia entre los manifestantes y la policía.

El mundo Afirmó que los asesores de Macron estaban considerando si abordar a la nación, en una intención de «encontrar una salida al estancamiento político». Pero los asistentes le dijeron al periodico que no tenía «escrúpulos ni remordimiento» para elegir el voto parlamentario, diciendo que «no tenía otra opción».

Macron porque decidió resistir ¿Logrará implementar una medida que dice es vital para mjorar las finanzas del país? ¿Y por qué los ingles están tan molestos ante la perspectiva de tener que trabajar dos años más hasta los 64?

El movimiento de confianza

Uno de los votos de confianza ha sido presentado por la derechista Agrupación Nacional (RN), encabezada por marine le pen, y el otro por Liot, un pequeño partido de centro. Si alguno tiene éxito, el gobierno debe renunciar, dejando que Macron forme una nueva administración o disuelva el Parlamento convoca y elecciones. Incluido si Terminal sobrevive a la moción, sus días parecen contados.

Liot, que ha nominado su moción como «transpartidista», tiene más posibilidades, dado que la izquierda no está disputando un linearse detrás de Le Pen. Para llegar a los 287 votos necesarios en la Asamblea Nacional, necesita el apoyo de unos 30 de los 64 republicanos de centroderecha.

Dos personas pasan junto a cubos de basura rebosantes cerca de la Torre Eiffel, en París.  Foto AP


Dos personas pasan junto a cubos de basura rebosantes cerca de la Torre Eiffel, en París. Foto AP

Éric Ciotti, el líder de los republicanos, se ha negado a apoyar la moción, alegando: «No queremos añadir más caos al caos». También la preocupación que ha conocido el partido saldrá mal en unas elecciones anticipadas. Un puñado de parlamentarios de Ciotti han señalado que lo desafiarán.

Jordan Bardella, el presidente de la Agrupación Nacional, trató de persuadir a más para que sigan su ejemplo al prometer que su partido no tiene candidatos en su contra si la crisis lleva a una elección.

Esperanzas en un referéndum

Quienes oponen a la reforma de las pensiones tienen otra oportunidad de anularla intención de convocar un referéndum. Ya han asegurado el respaldo de los 185 deputados requeridos y tienen nueve meses para recoger las firmas de una décima parte del electorado, poco más de 4.85 millones de personas. Pero deben registrar su impugnación antes de que el presidente promulgue la ley.

Sus posibilidades de éxito parecen buenas. Activar el proceso también significa que el nuevo régimen de pensiones no podría introducirse antes de que llevara a cabo el referéndum, lo que frustraría los planes de Macron de commenzar a introducir los cambios de septiembre y oscurecer el resto del trabajo del gobierno.

El país está en estado de rebelión, con manifestaciones espontáneas que son reprimidas por la policía. El sábado prohibieron las manifestaciones en la plaza de la Concorde y en los Campos Eliseos, la avenida simbólica para los Chalecos Amarillos, que colgante dos años paralizaron al gobierno de Macron. Es una crisis puede ser peor.

La gente desafía a la autoridad. En Francia es necesaria la autorización de la prefectura para las marchas. Nadie la pide. Anoche hubo 2.000 personas nuevas en la Plaza de la Concorde, que fueron desalojadas con gas por la policía. Pero una manifestación espontánea, que salió de la plaza de la Italia al final sorprendió reunió allí a 4000 personas.

La policía reprendió duramente. Pero a medianoche otra manifestación espontánea tuvo lugar en la rue de Charonne, donde fueron los atentados terroristas, en la Bastilla. El jueves será la gran marcha de los sindicatos.

La policía de la capital anunció la prohibición de reuniones en la Plaza de la Concordia, cerca del edificio del Parlamento, tras protestar por el uso de gases lacrimógenos y la represión para dispersar a los manifestantes, cuyas filas se vieron engrosadas por miembros de los Black Blocs”, los anarquistas que tanto detestan a los sindicalistas.

El malestar industrial continúa, simbolizado por unas 10.000 toneladas de basura amontonadas en las calles de París debido a una huelga de basureros. Las incineradoras permanecen cerradas. El alcalde provocó la economía de sus últimas refinerías de petróleo, que se ampliaron, pero también que se interrumpieron los servicios de trenes también.

Los exámenes escolares claves, que comenzarán esta semana, también están bajo amenaza. Para el jueves está programada la novena de una serie de huelgas nacionales de un día de millones de trabajadores.

En esta crisis de la reforma jubilatoria sin voto hay una filosofía que el resto del mundo no entiende y es una especificidad francesa. En Francia, un país revolucionario, «la población quiere trabajar para vivir, no vivir para trabajar». Tener un «arte de vivir» a la francesa, que empieza con trabajar solo 35 horas semanales. Una herencia de la ministra socialista Martine Aubry, que nadie ha conseguido modificar.

Ellos pagan impuestos fuertes para que el estado los proteja, para recibir el 85 por ciento de sus aportes cuando se retiren, para disfrutar de la vida tras la júbilo. Son diferentes a otros países. Pero siempre Francia ha sido diferente y es la cuarta potencia del mundo porque cuenta con altos niveles de productividad.

PB

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