Irán anunció el sábado 14 de enero la ejecución en la horca de Ali Reza Akbari, un iraní-británico acusado de espionaje. La agencia de noticias de la autoridad judicial iraní Mizan Online no dijo cuándo tuvo lugar la ejecución.
Teherán acusó, sin aportar pruebas, a Ali Reza Akbari, que trabajaba en el Ministerio del Interior iraní, de ser espía de la agencia de inteligencia británica MI-6. Según Mizan Online, el Sr. Akbari, de 61 años, fue condenado por “corrupción en la Tierra y socavar la seguridad interna y externa del país por pasar inteligencia” al Reino Unido.
Su ejecución se produjo tres días después del anuncio por parte de la justicia iraní de la pena de muerte de este hombre, presentado como un “espía clave” para el Servicio Secreto de Inteligencia Británico (SIS) debido a “la importancia de su posición”.
Este anuncio enfureció a Londres, que exigió que no se ejecutara la sentencia. “Irán debe detener la ejecución del ciudadano británico e iraní Ali Reza Akbari y liberarlo de inmediato”reaccionó el jefe de la diplomacia británica James Cleverly. “Este es un acto políticamente motivado por un régimen bárbaro, que tiene total desprecio por la vida humana”según él.
La ejecución de Ali Reza Akbari se produce cuando Irán se ha visto sacudido por protestas sancionadas por la muerte el 16 de septiembre de Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años, luego de ser arrestada por violar el código de vestimenta, la regla estricta de la República Islámica para las mujeres.
La justicia iraní ha confirmado la condena a muerte de 18 personas en relación con las manifestaciones, según un recuento establecido por la Agence France-Presse (AFP) a partir de comunicados oficiales. Entre ellos, cuatro ya han sido ejecutados, lo que provocó una protesta internacional.