El gobierno de Gabriel Boric la convertirá en una escuela de derechos humanos. Historias de terror de la dictadura.

A solo una habitación de distancia, Jorge Silva Huerta, como policía política del dictador Augusto Pinochet (1915-2006), torturaba a sus compañeros. Era marzo de 1975 y su militancia en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) lo convirtió en un blanco de la represión en la provincia de San Antonio, en la costa central de Chile, a 114 kilómetros de Santiago.

En el momento de su detención, la segunda desde el golpe demolido por Salvador Allende en 1973, Jorge tenía solo 22 años.

Entonces, la aterradora Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), formada en el Regimiento Nº2 de Tejas Verdes en San Antonio, fue apropiada para cometer sus horrores del balneario popular de Santo Domingo, recuperada esta semana por el gobierno chileno como tarjeta de memoria y futura escuela de derechos humanos.

Secuestrado a bordo de una Chevrolet C10, Jorge llegó al Balneario Popular Rocas de Santo Domingo -uno de los 16 espacios de esparcimiento para los trabajadores construidos por la Unidad Popular- amordazado y vendido, y pasó 34 días sin comunicación, sometido a torturas e interrogado sobre un armamento que dice nunca existió.

«De aquí podíamos salir libres o muertos», a EFE, sentado sobre los cimientos de esas viejas cabañas dijo que pasaron de ser un centro vacacional popular a prisiones clandestinas y centros de tortura durante la dictadura chilena.

«Esto lo vamos a recordar toda la vida, hoy estamos contentos de recuperar este lugar», enfatizó.

Política de memoria

El Sitio Histórico Ex Centro de Detención Balneario Popular Rocas de Santo Domingo fue recuperado esta semana por el fisco chileno, parte de una política de memoria impulsada por el gobierno de Gabriel Boric, que tiene por meta entregar en concesión un sitio de memoria por la región dura es vuestra administración.




El presidente de Chile, Gabriel Boric, en las elecciones constituyentes del 7 de mayo. Foto: AFP

«Is a hito de recuperación de este inmueble que estuvo administrado durante muchos años por el Ejército. Un sitio donde ocurrieron hechos horrorosos, un centro de tención, tortura y experimentación de las violaciones a los derechos humanos», dijo la ministra de Bienes Nacionales, javier toro.

Actos similares ya han tenido lugar en otras latitudes del país: por la zona norte, en la desértica region de Antofagasta, el Estado recuperó el ex cuartel de Carabineros La Providencia, espacio que fue entregado en concesión a la Agrupación de Memoria Histórica Providencia para implementar políticas de memoria sobre ese centro de tortura.

«Cuando hacemos memoria, no solo saldamos una deuda con el pasado, las víctimas y sobrevivientes, sino también con la sociedad. Hoy enfrentamos nuevas amenazas a la democracia, en Chile y en el mundo, y decir nunca más y promover los derechos humanos hacia el futuro es también devolver a las generaciones actuales y futuras el derecho a construir su propio futuro”, agregó.

Soldados chilenos en las calles de Santiago, 12 de septiembre de 1973, un día después del golpe de estado contra Salvador Allende.  Foto: AP


Soldados chilenos en las calles de Santiago, 12 de septiembre de 1973, un día después del golpe de estado contra Salvador Allende. Foto: AP

supervivientes

Una de las protagonistas de este esfuerzo es la líder histórica de San Antonio, Ana Becerra, quien a los 17 años se convirtió en una de las sobrevivientes de la tortura en el balneario de Santo Domingo.

Militante del MIR, al igual que Jorge, Ana estuvo más de un mes detenido y somestida a tormentos en las cabañas de Santo Domingo, desde donde fue trasladada a los centros de tortura Villa Grimaldi y Tres Álamaos, en Santiago.

«Al final llegamos a un acuerdo, y la Fundación por la Memoria San Antonio les promete que de aquí a unos años más, este sitio será convertido en una escuela de Derechos Humanos, ese es nuestro sueño y eso será, dijo Ana al recibir el acto administrativo que selló la concesión.

“Esto no es solo muerte, este es un sitio que tuvo alegría, tuvo su parte oscura, pero que volverá a renacer con las dos partes en conjunto, la historia del sitio y las carcajadas de los jóvenes de la escuela de Derechos Humanos”, agregados entre aplausos.

Fuente: EFE

CC

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