“Es a través del trabajo que hemos integrado la fuerza de una nación”, explicó Emmanuel Macron en el mercado de Rungis (Val-de-Marne), martes 21 de febrero. El Jefe de Estado, que estaba matando a los «devuelto» en 2017, ha decidido convertirlo en el corazón del segundo quinquenio. Es el objetivo del pleno empleo -por lo tanto trabajo- el que justifica la reforma del seguro de desempleo y el de las pensiones, que subyace en el debate sobre el reparto del valor, y que será objeto de un texto en primavera. Sin embargo, es por supuesto en el capital donde se han centrado sus principales reformas fiscales, con poderosos hitos políticos, como la supresión del impuesto sobre el patrimonio, que se ha convertido en un impuesto sobre el patrimonio inmobiliario, la creación del «tasa plana» al 30% sobre los ingresos financieros y, en menor medida, la reducción del tipo del impuesto de sociedades, reducido del 33% al 25%. Tanto es así que hoy, a pesar de que los hogares se han beneficiado de importantes recortes de impuestos desde 2017, los economistas coinciden en que el capital, en particular el capital financiero, tributa menos que el trabajo en el Hexágono.

Así, un beneficiario que gane un salario de un millón de euros tributará facialmente en más del 54%, siendo la porción marginal del IRPF del 45%, beneficiándose además del 9,2% de la contribución social general (CSG) y la contribución para el reembolso. de la deuda social (CRDS)-, mientras que un accionista que reciba un millón de euros en dividendos será del 30% (12,8% de impuesto y 17,2% de CSG-CRDS, formando el 30% del «tasa plana»).

«Siempre ha habido ida y vuelta en la tributación del capital frente al trabajo, pero históricamente, nunca hemos gravado tan poco las ganancias de capital y los dividendos», informa a un ex alto funcionario. Hasta el punto de que Bercy había temido, en 2017, que el Consejo Constitucional, que había censurado el impuesto del 75% de François Hollande, lo viera como una violación de la igualdad ante el impuesto.

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Muy criticadas por la izquierda de la época, estas reformas pretendían borrar la herencia del anterior quinquenio, que había intentado alinear la tributación del capital con la del trabajo en 2012, provocando una bronca entre los empresarios. Desde entonces, Francia se ha sumado a la media de otros países de la OCDE en términos de los contribuyentes más acomodados, como muestra un informe de Estrategia de Francia en 2021. En la mayoría de los sistemas de pago de impuestos, el capital se grava menos que el trabajo, y el capital financiero se considera más móvil que el trabajo.

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