La relación entre París y Argel, sujeta a fluctuaciones cíclicas, entró en un nuevo período de crisis con la decisión del presidente Abdelmadjid Tebboune, anunciada el miércoles 8 de febrero, de revocar «para consulta» el embajador de Argelia en Francia. Este gesto de mal humor responde a la intervención este lunes de la Embajada de Francia en Túnez para impedir que la opositora argelina Amira Bouraoui, también titular de pasaporte francés, fuera extraditada a Argelia desde Túnez, donde había entrado ilegalmente tres días antes para refugiarse allí.

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Gracias a la asistencia diplomática de París, que obtuvo la autorización del presidente tunecino, Kaïs Saïed, para dejarla salir del territorio tunecino, la periodista pudo abordar un vuelo con destino a Lyon. Su exilio es sólo una manifestación entre muchas de la intensificación de la represión en curso en Argelia contra los núcleos residuales de Hirak, el movimiento de protesta que había el país en 2019 y 2020, y de los cuales MA mí Bouraoui era parte de eso.

A los ojos de Argel, el papel jugado por Francia es un «exfiltración clandestina e ilegal de un ciudadano argelino» exigido por la justicia de su país, denuncia un comunicado de prensa del presidente Tebboune. Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argelia expresó «La firme condena de Argelia a la violación de la soberanía nacional por parte del personal diplomático, consular y de seguridad relevante del Estado francés». Signo de la ira que reina sobre este tema en los círculos oficiales argelinos, el diario Expresión, cerca del poder, un castigado «» los barbouzeries «de la diplomacia francesa».

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Forma de apaciguamiento

El incidente va a contrapelo de un acercamiento entre las dos capitales provocado hace seis meses y que pretendía ser espectacular, al menos en su escenificación diplomática. Las visitas de Emmanuel Macron a Argel a fines de agosto de 2022, luego la de Elisabeth Borne, seis semanas después, acompañada de una quincena de ministros, habían solemnizado el deseo del Jefe de Estado de relanzar una relación paralela que había entrado en crisis desde sus declaraciones sobre a “sistema político-militar” argelino que se habría integrado, según él, en un «pensión conmemorativa» y una “Odio a Francia”. Celebradas en septiembre de 2021 en el Palacio del Elíseo frente a jóvenes de familias que habían vivido la guerra de Argelia, estas declaraciones, que también cuestionaban la existencia de “la nación argelina antes de la colonización francesa”había provocado la furia de Argel que había congelado toda cooperación con París durante largos meses.

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