En sus tiempos de abogado estrella en Francia, Éric Dupond-Moretti era conocido como Acquitator. Era un juego de palabras entre la película Terminator y el verbo francés acquitter, absolver en español. Dupond-Moretti era famoso porque lograba absolver inclusos a los clientes más difíciles.

Ahora es él, abogado reconvertido desde 2020 en ministro de Justicia, quien ha salido absuelto de un juicio por conflicto ilegal de intereses y abuso de poder que habría podido costarle el cargo. También habría tenido un precio para Emmanuel Macron. Hasta el final, el presidente mantuvo la confianza en él pese a las promesas anteriores de deshacerse de cualquier imputado en su Gobierno.

El Tribunal de Justicia de la República (CJR, por sus siglas en francés), habilitado para juzgar a ministros por infracciones cometidas en el ejercicio del cargo, declaró a Dupond-Moretti no culpable. Al ministro se le acusaba de haberse beneficiado del cargo para ajustar cuentas con varios magistrados con los que, siendo él abogado, había mantenido agrios contenciosos.

El tribunal especial, compuesto por jueces profesionales y parlamentarios, consideró que, aunque pudo haber conflicto de intereses —un ministro autorizando una investigación sobre magistrados a los que había criticado en su oficio anterior—, no está demostrado el ánimo de venganza. La Fiscalía pedía un año de prisión con libertad vigilada.

Si el CJR le hubiese declarado culpable, habría sido un revés para Macron. La decisión es un alivio para el Gobierno. La primera ministra, Élisabeth Borne, anunció que Dupont-Moretti seguirá ejerciendo sus funciones, y añadió: “Me alegro”.

La Francia Insumisa, primer partido de la izquierda, pidió suprimir el CJR por ser un tribunal compuesto por políticos y “sistemáticamente parcial”, según un comunicado. El abogado de la asociación anticorrupción Anticor denunció “la clemencia respecto a [los] cargos electos”.

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La Fiscalía puede recurrir al Supremo. Otro miembro del Gobierno, el titular de Trabajo, Olivier Dussopt, está siendo juzgado estos días por otro tribunal en un caso de favoritismo en 2009, antes de ser ministro.

Dupond-Moretti, quien fue un abogado brillante e histriónico, y combativo con jueces y fiscales, era el primer miembro de un Gobierno en ser procesado por el CJR en el ejercicio de sus funciones. Que se tratase del titular de Justicia cuyo nombramiento una parte de la magistratura recibió como una “declaración de guerra”, complicaba la situación.

El desenlace es una victoria para Macron. Desafió a quienes creían que era insostenible un ministro de Justicia en el banquillo y acusado por un fiscal del que, jerárquicamente, era su superior. También desafió su propia doctrina. En 2017, durante la campaña que le llevó al Elíseo, había declarado: “En principio, un ministro debe abandonar el Gobierno si es imputado”.

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