Estados Unidos está allanando el camino para la llegada de la carne artificial a los platos. Autorizaron este miércoles por primera vez la comercialización de carne de pollo cultivada en laboratorio por dos empresas, anunció el miércoles 21 de junio un vocero del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).

El USDA ha inspeccionado y aprobado los sistemas de higiene alimentaria de Upside Foods y Good Meat, cuyos productos estarán disponibles próximamente en algunos restaurantes, dijeron ambas empresas.

Las dos empresas ya habían obtenido la aprobación de la agencia responsable de la seguridad alimentaria de Estados Unidos (FDA) en noviembre, mientras que el Ministerio de Agricultura ya había aprobado la conformidad de las etiquetas la semana pasada.

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“Esta autorización cambiará esencialmente la forma en que la carne llega a nuestras mesas”dijo Uma Valeti, CEO y fundadora de Upside Foods, quien también mencionó en un comunicado, “un paso de gigante hacia un futuro más sostenible”.

Mientras tanto, Josh Tetrick, cofundador y director ejecutivo de Eat Just, la compañía detrás de Good Meat, está prosperando porque la carne cultivada en laboratorio ahora es «autorizado para la venta en la primera potencia mundial». Su empresa fue la primera en recibir permiso para comercializar carne artificial en Singapur en 2020.

A raíz de la autorización de EE. UU., Upside Foods recibió su primer pedido del restaurante del chef francés Dominique Crenn, galardonado con una estrella Michelin, en San Francisco.

Se espera que el famoso chef José Andrés obtenga el primer lote de la empresa Good Meat.

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Impacto medioambiental

Muchas empresas emergentes tienen como objetivo producir y comercializar la llamada carne «laboratorio» o artificial, para permitir que los humanos consuman proteína animal con menos impacto en el medio ambiente que el de la ganadería intensiva, y sin sufrimiento animal.

Estos productos se diferencian de los sucedáneos de origen vegetal, como «bife» hecho con soya y otros ingredientes que imitan la textura y el sabor de la carne, pero no contienen proteína animal. Pero la carne de laboratorio sigue siendo por el momento muy complicada y altamente desarrollada para producir. Por ello, otras empresas se han volcado al mercado de alimentos para mascotas, a priori menos difícil de satisfacer que sus dueños.

Bond Pet Foods, una empresa nueva de Colorado, está creando proteína animal a partir de un proceso de fermentación microbiana para alimentar perros sin matar vacas o pollos. La fabricación de carne de pollo artificial consiste en cultivar células extraídas de un animal o de huevos de gallina fertilizados en biorreactores y alimentarlos con nutrientes similares a los que ingieren los animales reales: proteínas, grasas, azúcar, minerales y vitaminas.

Con estos nutrientes, las células crecieron como lo harían en el cuerpo del animal y se convirtieron en músculo y tejido graso. Luego, el producto resultante se «vacía» de las tinas y se moldea en ciertas formas predefinidas, como la de un filete de pollo. Preguntas persistentes, sin embargo, sobre el impacto ambiental real de esta alternativa, en particular sobre su consumo de energía o seguridad para la salud.

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Un estudio reciente de la Universidad de California en Davis, que aún no ha sido revisado por otros científicos, mostró que todas las fases de la producción de carne en laboratorio eran intensivas en energía y grandes cantidades de gases de efecto invernadero.

El mundo con AFP