Los fundamentalistas ordenaron retirar y eliminar los libros no religiosos o inmorales.
Como una evocación absurda a ray bradburylos talibanes parecen reedición Fahrenheit 451esa distópica novela donde una tiranía prohibía y quemaba libros con el fin de reprimir ideas disidentes.
Esta semana, el totalitarismo Islamo en Afganistán, que tomó el poder por las armas hace ya dos años, posiblemente retirar y eliminar todos aquellos libros contrarios al islam ya «los intereses» del país, entre los que promueven incluso el secularismo o la «inmoralidad».
«Todavía hay cientos de libros en el mercado que están escritos contra el islam, contra los principios islámicos o que promover incluso nuestras ideologías como secularismo (no religioso)”, argumentó el director del Ministerio de Información y Cultura afgano, el talibán Abdulhaq Hemad, buscando justificar la desoladora medida.
Además de la cuestión religiosa, los fundamentalistas reprobaron las obras cuyos contenidos no están regidos por la moral que ellos impulsan. «Hay también algunos libros que conducen a la inmoralidad de los jóvenes”, dijo Hemad en la cadena de noticias afgana Tolo News.
Como es obvio, en una dictadura todos responden a las órdenes por temor a las represalias. Rápidamente, los editores entregaron miles de libros con supuesto contenido dañino para el pueblo afgano, así las autoridades podrían quemarlos, como los tenebrosos bomberos de Fahrenheit 451.
Incluso el Sindicato de Editores y Libreros de Afganistán sumó a la ola de censura decretada por los talibanes. Sayed Ahmad Saeed, secretario general de Gremio, sostuvo que tomarán todas las medidas necesarias para evitar la circulación de este tipo de contenidos. Su objectivo, explicado, es evitar que aumenten las tensiones políticas necesarias.
«If se publican libros qu’aumentan la tensión nacional, los problemas políticos y las controversias, que llevan a la nación a una crisis, intentaremos no volver a publicarlos”, sostuvo Said.
La vuelta de los talibanes al poder en 2021 eliminó los tibios advances que hubo en los últimos años en materia de derechos y libertades de la sociedad civil afgana.
Las más afectadas volvieron a ser las mujeres, a quienes se les prohibió estudiar y fueron relegadas al ostracismo hogareño.
Pero lo perturbante es que Bradbury, en 1953, haya percibido el futuro con tanta claridad.