La dificultad de cumplir las condiciones puestas por Israel y Estados Unidos para permitir la entrada de ayuda humanitaria al sur de Gaza desde Egipto (que ni un solo paquete acabe en manos de Hamás, el movimiento que gobierna la franja desde 2007 y gestiona el cruce del lado palestino) mantiene bloqueados desde hace días en el Sinaí los camiones con los alimentos, agua y medicamentos que se agotan en la Franja. El secretario general de la ONU, António Guterres, se ha desplazado de urgencia este viernes al aeropuerto de El Arish ―designado por El Cairo como centro logístico y situado a 50 kilómetros de la frontera― para tratar de desbloquear la situación. Aunque sin citarlos directamente, Guterres ha dejado claro en su declaración ante los medios que la ayuda no ha cruzado por las “condiciones y restricciones” que marcaron Israel y Estados Unidos, una vez que ya hay un pacto y que Egipto ha retirado las barreras de hormigón que había colocado por miedo a la llegada masiva de refugiados.

Los pactos entre Israel, Estados Unidos y Egipto para la entrada de ayuda desde Rafah, anunciados el miércoles, incluyen ”condiciones y restricciones”, ha recordado. Y Naciones Unidas está ahora “involucrada activamente con todas las partes” para “aclarar esas condiciones y limitar esas restricciones”. Guterres ha subrayado que los “requerimientos de verificación tienen que ser efectivos” para que la ayuda pueda expedirse de forma “práctica y veloz”. También que la ONU debe contar con el suficiente combustible (que escasea desde hace días y cuya entrada a Gaza impide Israel) para poder distribuirla entre la población.

El secretario general de la ONU ha lamentado la paradoja de que a pocos kilómetros haya “dos millones de personas que están sufriendo enormemente” y considerado “absolutamente esencial” que la ayuda llegue de forma “urgente”.

Al menos 145 camiones esperan en el lado egipcio de Rafah cargados de ayuda humanitaria de organizaciones egipcias, explica Ahmed Salem, director de la Fundación Sinaí para los Derechos Humanos, que ha difundido imágenes que muestran dos hileras de camiones con suministros estacionados justo delante de la verja. En otro vídeo de la organización aparecen voluntarios frente al paso con pancartas, banderas egipcias y palestinas, y retratos del presidente Abdelfatá Al Sisi. El resto de suministros, incluidos los enviados por otros países (como Jordania y Turquía) y organizaciones como la Organización Mundial de la Salud y la Unión Europea, están almacenados donde aterrizó Guterres, en el aeropuerto de El Arish.

Washington anunció el permiso de ingreso de 20 camiones, pero hasta ahora no ha sucedido. El coordinador de ayuda de emergencia de Naciones Unidas, Martin Griffiths, ha asegurado este viernes que la ayuda podrá entrar “mañana (sábado) o algo así”. “Estamos en negociaciones intensas y avanzadas con todas las partes relevantes para garantizar que la operación de ayuda a Gaza arranque lo antes posible”, dijo Griffiths, citado por un portavoz de la Oficina de la ONU para la coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). El retraso del acuerdo no se debe solo a discrepancias sobre el mecanismo de inspección de la ayuda, sino también al asunto la salida de Gaza de quienes tienen pasaporte extranjero, según la agencia Reuters.

La aplicación del acuerdo ha encallado, pese a la urgencia de la situación en Gaza, con un millón de desplazados y sometida a bombardeos aéreos “a un ritmo no visto en décadas”, como lo ha definido este viernes el portavoz del ejército, Daniel Hagari, en su comparecencia diaria ante los medios en Tel Aviv. Los pactos entre Estados Unidos, Israel y Egipto solo permiten el ingreso de comida, agua y medicamentos. Y únicamente para el sur de la Franja, desde Rafah. No habrá suministros desde Israel mientras sigan cautivos en Gaza los al menos 205 rehenes.

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Ya al anunciar el acuerdo, Netanyahu dejó claro en un comunicado que Israel “no impedirá” los suministros humanitarios desde Egipto “siempre que no lleguen a Hamás”. “Cualquier suministro que llegue a Hamás será impedido”, añadió. El sur de Gaza es la zona a la que el Ejército israelí ha ordenado dirigirse al 1,1 millones de residentes en el norte ―en una decisión criticada por la ONU y las organizaciones humanitarias― y destinada a facilitar la próxima fase de la ofensiva: la invasión terrestre.

El presidente de Estados Unidos también insistió en ese punto durante su visita relámpago a Israel. “Si Hamás desvía o roba la ayuda, habrá demostrado una vez más que no le importa el bienestar del pueblo palestino”, dijo primero en Tel Aviv, al desvelar el acuerdo. “Si Hamás se apodera de ellos o no los deja pasar, entonces todo habrá terminado”, recalcó más adelante a los periodistas que lo acompañaban en el avión presidencial. Hamás (considerado terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea) tiene un brazo militar y otro político, que gobierna el día a día de Gaza, con sus ministerios, funcionarios y fuerzas de seguridad.

El jueves, en una rueda de prensa en El Cairo, Guterres pidió de nuevo a Hamás que libere a los rehenes y a Israel, que dé acceso “inmediato y sin restricciones” a la entrada de ayuda humanitaria. Ese mismo día, aumentó sustancialmente la presencia de miembros de agencias de seguridad egipcias, con vistas a su apertura, señala Salem. También prosiguieron las obras para arreglar los desperfectos causados por los cuatro bombardeos israelíes que han afectado al cruce desde que cientos de milicianos palestinos mataron a unos 1.400 israelíes y secuestraron a más de 200 en una incursión masiva por sorpresa el pasado día 7.

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