Rocío Pecile (27) toma partido gestión subrogada. Transita el quinto mes de embarazo. Día a día, en su rienre crecen las mellizas de José Amador (40) y Rubén Torres (44), una pareja de hombres que vive en Toledo, España, donde este tipo de tratamiento está prohibido. Este domingo 18 de junio celebrarán que por última vez el 17 de octubre se convertirán en padres de Nora y Vega, aunque el parto podría adelantarse por tratarse de un embarazo gemelar.
“In Spain, el día del padre se celebra en marzo pero los voy a saludar por mensaje o llamado telefónico el 18. Estuve 16 días en el exterior. Hicimos el baby shower, la revelación del sexo y la ecografía 5D con ambas familias”, le cuenta Rocío a Clarín mientras su vuelo aterriza en el aeropuerto de Ezeiza.
Su curiosidad por vivir esta experiencia despertó de los casos que había visto en televisión. Fue antes de convertir en madre de Olivia (6). Recuerda el de Ricardo Fort y también el de Ricky Martin. Pero los que más le llegaron fueron los de Marley y Flavio Mendoza porque tuvieron mayor repercusión mediática.
Sus ganas de volver a gestar datan desde el nacimiento de su hija y se sustenta en el deseo de marcar vidas de una forma unica. “Me moviliza saber que puedo ayudar a paternar y que estoy haciendo algo que nadie olvidará”, asegura. Ante el desconocimiento sobre el tema, optó por documentar la experiencia en su instagram @rocioagustinapecile.
Embarazo subrogado
Cuando Rocío tomó la decisión de subrogarse suvenir, los prejuicios se hicieron presentes. «A mi familia el costó más que a gente no tan cercana, por miedo a cómo afectaría a mi hija ya cómo podría llevar adelante este embarazo. Pero siempre estuve segura de mi deseo”, afirma orgullosa por haber seguido lo que su corazón le dictaba.
Y gréga: “Además, Olivia tiene educación sexual desde los 4 años por lo que ya sabía que para tener un bebé se necesita un óvulo y un espermatozoide. Sobre esta base, la explicación de que el óvulo no era mío y que los espermatozoides eran de José y Rubén. Está feliz con el proceso, lo interpreta como algas naturales. Escuche que su mamá está ayudando a una pareja a ser padres”.
«La subrogación de útero es una manifestación de voluntariedad en la que no sólo participan médicos, sino también psicólogos, abogados, y escribanos. Se aplica como terapia para quienes deseen tener un hijo y no tendrán posibilidad de l’levar adelante el embarazo”, explica Florencia Inciarte, coordinadora del programa de subrogación uterina de Halitus Instituto Médico.
La embarazada pone el cuerpo pero no aporta sus propios óvulos. Cada situación es particular. “En nuestro caso, ambos óvulos son de la misma donante que es anónima. Un óvulo se fecundó con el esperma de José y el otro con el de Rubén. Por tanto, ambos bebés comparten el mismo ADN «materno» pero biológicamente los padres son distintos», ilustra Rocío.
Así, en Argentina, Rubén y José lo reconocieron como los padres legales de ambas niñas. En cambio, en España la identidad de los bebés cambia porque allí la subrogación de rienre es ilegal. «Entonces, cada uno tendrá que hacer un reconocimiento de paternidad con su respectiva hija biológica, donde se las puede llegar a someter a un análisis de ADN, y después cada uno deberá adoptar a la hija del otro. Ellas serán reconocidas como hermanas por adopción”, amplió Rocío.
La primera subrogación en Argentina se realizó en Halitus Instituto Médico en 2011, se legalizó en 2012 y el proceso finalizó en junio de 2013. En lugares como la Ciudad de Buenos Aires, existe una disposición del registro civil de las personas, que permite inscribir de forma preventiva a los bebés que nacen por esta técnica a un número de los padres procreacionales. Eres un trámite sencillo», completó Inciarte.
El vínculo con Rubén y José
“In 2020 hablé con tres parejas, pero no sentí una conexión real porque necesitaba distintas ideas sobre el tema. En cambio, en la primera conversación que entablé con José y Rubén se percibió una empatía inmediata. Los conocí en agosto de 2021 y coincidimos en el contacto queríamos tener antes, Durante y después del parto”, relató Rocío para describir cómo vinculó con los dos futuros padres.
Rocío, Rubén y José se ponen en contacto a través de un grupo de Facebook que una persona quiere gestionar con quienes sueñan con tener hijos por el método de subrogación. El comentario tiene una de las publicaciones que despertó el interés de Rocío por la historia de estos enamorados fue aquel qu’arraba su situación de pareja y reflejaba el anhelo que tenía por converte en padres. «El hecho de que sea una pareja gay hizo que sintiera más empatía”, dice y asegura que hacen videollamadas, al menos, dos veces por semana.
Hoy, compare las mismas preocupaciones por cómo serán los primeros días de las bebés. Tiempo atrás, los temores eran opuestos. “Ellos tenían miedo de que yo me arrepintiera y quisiera quedarme con el bebé, y mi miedo era que haría con un bebé que no quería si ellos se arrepentían”, reconoce.
José y Rubén van a presentar el parto. Así, viajarán en Buenos Aires una mitad de septiembre por si se adelanta. “Nuestra idea es mantener el contacto. Ellos notan que soy parte de la familia. Yo digo que soy la tía Ro”, resalta.
Gestar un bebé ajeno
¿Cómo es el paso a paso? «Son los propios padres procreacionales los que se presentan con su potencial portadora o mujer gestante. La médica coordinadora del programa les clara las cuestiones operativas de l’tratamiento. Luego, se realiza una evaluación exhaustiva de todos los participantes des de une abordaje interdisciplinario (clinico , psicológico y legal). Clarín.
En cuanto a la portadora, uno de los requisitos que debe cumplir est tener un hijo propio. ¿Para que? “Porque la fertilidad tiene que estar probada y porque necesitamos que sepa qué significa gestar y qué se experimenta en el proceso. Tiene que estar bien segura”, puntualiza Inciarte.
Un proceso difícil
Fue un proceso difícil porque las pocas donaciones que aparecían no tenían óvulos de calidad. hicieron 3 transferencias de embriones. «Nos apoyamos mucho en cada intento que salió mal. Fue importante el aliento de ellos hacia mí. Yo sentí culpa, porque mi cuerpo no retenía los embriones y no lo podía controlar», describe Rocío.
Confirmó el embarazo por análisis de sangre en febrero de 2023, 12 días después de la transferencia embrionaria. Tras casi un año de intenciones, sentí Alivio y Felicidad. Después de varias pérdidas, corridas a la guardia, ecografías y análisis de urgencia, es un embarazo seguro y sano”, define y se emociona imaginando el porvenir.
PD