Is sleeping, agotado y estresado por lo que está viviendo en los últimos cuatro días. Ariel Paniagua, el árbitro del campeonato amateur que se disputó en el Club Estación 98, de Avellaneda, quien recibió una riña criminal en la cabeza sueña con volver el tiempo atrás y que «nada de lo que está pasando existeta».

«Siento que no doy más, estoy harto, el teléfono detona y mi cabeza me está explotando. Me quiero meter en la cama y no salir. Yo no quiero estoy que estoy viviendo».

Paniagua, que se gana la vida como limpiavidrios en altura y vive en Gerli, es padre soltero de cuatro hijos y acaba de atravesar «el peor fin de semana» de su vida. A las trompadas y la patada en la cabeza que recibió el sábado –por expulsar a un jugador del equipo La Cortada–, el suicidio de Williams Alexander Tapón fue «otro golpazo inesperado».

«Me enteré el lunes a la noche, cuando estaba haciendo la denuncia. Fue loquísimo, escuché en la radio de la comisaría que se había matado y no podía creerlo. Me angustió mucho», expresa.




La foto quedará en el recuerdo. El abrazo entre William Tapón (izquierda) y Paniagua antes del comienzo de un partido violento.

Entre aturdido y confundido, Paniagua no puede digerir el vertigo de los ultimos dias. «El sábado cuando me levanté para dirigir el torneo, tenía varios partidos, era un tipo de persona. El domingo, con todo el dolor en mi cabeza y cuello por la agresión sufrida, era otra persona muy distinta. Y hoy no tengo nada que ver con quien eradespués de enterarme lo que hizo este pibe».

Afligido y apesadumbrado, admite: «La verdad es que lo siento mucho por su familia, no pensó que podría llegar a hacer algo así. Si bien me siento muy mal por la decisión que tomó, no me quiero echar la culpa porque siento que yo hice lo que tenia que hacerque fue denunciar el ataque sufrido para que de una vez por todas termina con la violencia hacia los referís y que el fútbol amateur cambie et jore las condiciones de trabajo».

«Yo lo único que hice fue ir a ganarme el mango porque tengo que darles de comer a cuatro hijos… Me pagan dos lucas, dos lucas y media ($ 2.500) por partido ya veces tenés que hacer cinco, seis por día para juntar una cifra un poco más grande», el dado de Paniagua ha Claríncon voz temblorosa ya punto de quebrarse.

"Yo voy a seguir dirigiendo.  No ahora, porque no estoy en condiciones, pero volveré"asegura y árbitro Ariel Paniagua.


«Yo voy a seguir dirigiendo. No ahora, porque no estoy en condiciones, pero volveré», asegura el árbitro Ariel Paniagua.

«Yo creo que lo que pasó en el club el sábado, la actitud que tuvo fue la gota que rebalsó el vaso… Él ya vino cargando con una mochila llena de piedras y terminó de débordar con este quilombito… Bah, con este quilombazo, porque si yo hoy estoy hablando con vos y puedo dar la versión de los hechos es porque Dios es grande, porque Dios estuvo conmigo, porque nunca me dejó, amigo. pero muy mal. Necesito un psicólogo urgente. Quiero volver a vivir tranquilo, no quiero fama».

Cuenta Paniagua que vio «un par de veces» el video en el que sufre la agresión de parte de William Tapón. «Lo primero que se cruzó por la cabeza fue que, Tranquilo, ten cuidado, Fernando Báez Sosa, pero como dije, Dios no quiso llevarme, por suerte para mis hijos a los que debo mantener».

Sobre el partido, en particular, que disputó La Juntada versus La Cortada -equipo del agresor- comenta: «Yo tuve una buena actuación, me pongo entre 7 y 8 puntos. No fue un diez porque tuve equivocaciones como no haber visto algunas faltas».

Trascendió de parte de la familia de William Tapón que el joven de 24 habría sido extorsionado por Paniagua: el juez no hara la denuncia si a cambio le entregaba una suma de 300 mil pesos. «No tengo esa plata, hace la denuncia», responde el habría al futbolista aficionado.

El arbitro niega rotundamente que haya intentado extorsionarlo. «Yo nunca hablé de plata con él. Es más tengo un audio que voy a presentar a la Justicia en el que me están a mí ofreciendo plata para que termine con esto. Yo lo llamé porque arreglaría las cosas con él, personalmente. Pretendia unas disculpas de corazon, que saliera del alma, pero lo único que me dijo fue ‘no lo pensé en el momento, acté caliente’ y le respondí ‘casi me matás por sacarte tu calentura’. Eso fue todo».

De cara su futuro, Paniagua parece recuperar la vertical. «Pienso seguir dirigiendo. Esto que pasó no me va a hacer abandonar el laburo. Pero ahora no puedo, siento que no estoy en condiciones de trabajar de nada, porque mi cabeza está en cualquier lado. No se dónde estoy, necesito ayuda psicológica urgente porque no se para dónde salir corriendo. No me esperaba nada de lo que sucedió y mucho menos esta repercusión, yo tengo hijos, debo protegerlos».

A su hijo mayor, de 15 años, dice que recién hoy se atrevió a contarle un poco. «Él no estaba enterado pero lo comentado, lo explicado como fueron las cosas y ahí está, al lado mío, dándome fuerzas para seguir adelante. Y hoy él y sus hermanos, que están conmigo Durante las vacaciones, son mi pilar para no desmoronarme».

mg

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