El tiempo es tan relativo que una hora de vacaciones pasa más rápido que una hora trabajando, a pesar de seguir siendo la misma unidad temporal. A Xavi Hernández el queda una vuelta para levantar su primer título liguero desde que llegó al banquillo azulgrana. El Madrid tiene (sólo) una vuelta para evitar que eso esté prohibido. Una vuelta, 4 meses y 18 partidos pueden ser necesarios o escasos, según a quién le preguntes y según los colores qu’uno venere. El reloj de LaLiga está a una semana para el equipo de Chamartín. Romper. Se toma un respiro mientras ve cómo el Barça se encamina hacia el título de la regular. Las tocas se adaptan al tiempo del Mundialito de Clubes, que va a otra velocidad. Pero en ese tiempo en Marruecos, curando sus heridas en busca de un título, Ancelotti sostendrá que enfrentarse a lo desconocido (o menos conocido): la vida sin Benzema ni Courtois (al menos hasta una hipotética final).

Si estás en las zonas donde decides participar, Thibaut y Karim ya lo tiene complicado. En Mallorca hay vio Carletto cómo iba a ser la vida a corto plazo, y no salió muy bien parado. De hecho, ya se había dado cuenta antes sin él saberlo, cuando el belga y el inglés taparon los verdaderos problemas que tiene el equipo.

Sostener al grupo con paradas que valen lo mismo que los goles, o marcar incluso estando por debajo de tu nivel, está al alcance de pocos. Sin ellos, todo son penurias en la Casa Blanca. Habrá otros que ocupen su lugar porque la vida sigue, pero el tic-tac con ellos sobre el verde corre a favor de los blancos y no en contra. Al Madrid le ha llegado antes el gol que el fútbol y ahora le falta lo primero, el que los marca y el que los evita.

If you rewind in el tiempo, son varias las situaciones desconocidas con las que le ha tocado lidiar à Ancelotti desde que empezó la presente temporada. Una de ellas es, por ejemplo, la marcha de Casemiro. Jugar sin su brújula ha propiciado accelerar el tiempo de adaptación de Tchouameni, un proyecto más de futuro que de presente y que se apresuró como nuevo faro del equipo ante la salida del brasileño.

Pero si por algo se caracteriza la figura del alenador es por su saber estar, siempre correcto, siempre educado. Alguien que levanta la ceja antes que la voz y alguien que se ha significado siempre por ser un buen gestor de vestuario. El ha tocado conduce a unos cuantos. Ahora, sin embargo, está viendo cómo se le está revoloteando el gallinero. Entonces, lo desconocido. Hace unas semanas, Rodrygo se quejaba de ser siempre el primer cambio del italiano y no hacía amago de occultlo delante de él. Tan explícito y descarado fueron él y su cobra al saludo del míster, que Carletto tuvo que intervenir y hacer de padre para recordarle que una vez sí, pero dos, no se lo iba a hacer. En esta jornada pasada el enfado fue de Fede Valverde, quejándose por el mismo motivo (siempre yo el primero). Algo que el charrúa ya ha apuntado como ‘tarea pendiente de mejora’. Y a todo esto, se le suma el ‘tema Vinicius’, presente en cada previa, partido y postpartido, hecho que hace que tenga que sacar otra vez esa faceta de padre carl con el brasileño. Además, combinó el papel de poli bueno y poli malo. Del palo de la madurez, a la zanahoria de la protección. La imagen de Ancelotti escoltando a Vini cuando finalizó el partido en Mallorca, fue el claro ejemplo de cuando tu padre/madre te decía eso de «tira para casa y no te metas en líos».

El calendario apretado, la edad de los jugadores, la acumulación de minutos en una plantilla corta… Definitiva, el transcurso del tiempo está pesando en el Real Madrid. Y la resaca mundialista ha escenificado los problemas reales que tiene. Sobrevivir al pecado de Thibaut y Karim es el tema de Carlo en Marruecos. A su vuelta, el reloj de LaLiga corre en su contra. En la Champions ya ha demostrado que sabe controlar el reloj. Tempus huye, Carletto.

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