Fue un debate intenso el del jueves por la tarde en Bruselas. Detrás no estaba solo uno de los conflictos más largos que vive el mundo, el de Palestina, y una guerra en Gaza que impacta a diario a las opiniones públicas europeas con durísimas imágenes de cadáveres de niños ensangrentados, que llegan después de otros vídeos brutales sobre los israelíes masacrados en los ataques terroristas de Hamás del 7 de octubre. También estaba en la memoria la historia de Europa, con los seis millones de judíos asesinados por Adolf Hitler, un alemán de origen austriaco, y empujando en especial a Alemania y Austria a situarse siempre cerca de Israel.

Las posiciones del Consejo, que finalmente logró un acuerdo de mínimos para reclamar que la ayuda humanitaria llegue a la Franja, algo especialmente difícil con un conflicto así encima de la mesa, se dividieron precisamente con el pasado de los distintos países muy presente en las posiciones de sus primeros ministros. Alemania, Austria y la República Checa, su gran aliado en esto, defendieron frontalmente, con especial dureza este último, que no se podían poner “peros” a Israel y su derecho a defenderse y rechazaban cualquier llamada a un alto el fuego que pudiera menoscabarlo, según fuentes de varias delegaciones europeas consultadas. Mientras, España e Irlanda fueron las que más claramente respaldaron la idea de poner límites a ese derecho de Israel a responder y sobre todo defendieron que sí se podía pedir un alto el fuego humanitario, algo que no cuajó por la oposición de varios países.

Pedro Sánchez y otros presidentes que lo defendían finalmente cedieron para lograr un acuerdo y la cuestión se quedó en “pausas humanitarias”, porque algunos ni siquiera aceptaban la palabra pausa, en singular, porque pensaban que era demasiado agresiva para Israel. Finalmente, se encontró un consenso y además se incluyó una propuesta nueva, la celebración de una conferencia de paz cuando todo se calme, una iniciativa española que sirvió para encontrar una salida al cruce y presentarse con un acuerdo. “Sánchez tuvo un papel importante impulsando la idea de la conferencia internacional como un impulso hacia esa paz y a la solución de los dos Estados”, apunta el presidente del Consejo, el belga Charles Michel, en un encuentro con varios medios europeos. “Habría sido un error no respaldar esa idea”, asegura.

El momento cumbre de este debate, según fuentes de varias delegaciones, se vivió entre Pedro Sánchez y el irlandés Leo Varadkar, por un lado, con el apoyo del portugués António Costa, y por el otro el checo, Petr Fiala, y el austriaco, Karl Nehammer, apoyados por el alemán Olaf Scholz, que, sin embargo, estaba más constructivo que ellos y buscando una solución intermedia. Nehammer y Fiala insistían: “Se le están poniendo muchos peros al reconocimiento de Israel a defenderse”. Ambos dirigentes estaban molestos porque varios presidentes estaban hablando de esos límites y sobre todo porque Sánchez y Varadkar —fundamentalmente el español, según varias delegaciones— defendían que la resolución final debía incluir la petición a Israel de un “algo el fuego humanitario”.

Esto resultaba inaceptable para muchos países. “Hemos logrado que el tema del alto el fuego no figurara en las conclusiones”, presumía a la salida de la cumbre el austriaco Nehammer. En ese momento, después de un cruce intenso, Sánchez contestó, según las fuentes consultadas: “Claro que hay que poner un pero a Israel. Todos estamos de acuerdo en reconocer su derecho a defenderse pero respetando el derecho internacional humanitario. Sánchez pronunció estas palabras resaltando la palabra pero. Y abundó en uno de los asuntos más espinosos del conflicto, el estatus de Palestina: “Ya no es cuestión de la solución de dos Estados, puesto que uno, Israel, ya está reconocido. La solución es reconocer el Estado del que queda, Palestina”.

Tras la cumbre, el presidente fue muy claro en la rueda de prensa: “Siempre hemos defendido un alto el fuego humanitario. En aras del consenso, rebajamos eso a la terminología que generara más consenso, la de las “pausas”. Sigo defendiendo el alto el fuego. Son demasiados los muertos. Pero también hemos logrado una perspectiva de una pronta conferencia de paz para dar una solución política y diplomática, y eso es importante”.

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Su gran aliado en esta cumbre, Varadkar, un político del Partido Popular Europeo (PPE), fue claro también tras la cumbre. Otros países, como Bélgica o Luxemburgo, respaldaban la posición española, aunque no intervinieron tan activamente en el debate. “Este conflicto no va a acabar con la invasión de Gaza. Esto no va a acabar con una solución militar. Por eso hemos acordado que debería haber una solución de dos Estados y tenemos que tener una conferencia de paz y la UE debe ser parte de ella”, aseguró. El alemán Scholz, después de haberse fajado para impedir que aprobara la idea del alto el fuego e incluso la de la “pausa”, miró el vaso medio lleno: “En mi opinión, la conferencia de paz es una buena señal, porque ahora se trata de aprovechar también las posibilidades diplomáticas. Dicho lo cual, prepararla no es fácil. Habrá que trabajar mucho, así que me parece bien que le demos ya un impulso. Solo puede funcionar si otros participan, pero quizás es la señal correcta en el momento adecuado”.

Según fuentes de varias delegaciones, Sánchez primero buscó el alto el fuego, pero enseguida se centró en el debate sobre exigir una “pausa” o “pausas” humanitarias. Pronto percibió que, para Alemania, Austria y República Checa, eliminar o añadir esa “s” era una cuestión clave y fue lo suficientemente “habilidoso” para centrarse en eso para lograr que la UE llame a una conferencia internacional de paz, dice una fuente europea al corriente de las negociaciones. Sánchez quería que la resolución hablara de una conferencia “en seis meses”. Pero de nuevo alemanes y austriacos rechazaban poner límites temporales claros a Israel y su derecho a la defensa y por eso se apostó por poner “pronto”, sin concretar.

El alto representante para Política Exterior, Josep Borrell, ya había lanzado la idea de una “iniciativa para la paz” días después de los ataques de Hamás, cuando empezó el asedio a Gaza. Sanchez, que participó en la conferencia sobre Gaza en El Cairo el sábado pasado, ya trató de impulsar la idea de una conferencia internacional de paz en la declaración final de la reunión en Egipto, que finalmente no se acordó, y que ya entonces recibió el sostén del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y de otros líderes. Este jueves, España volvió a relanzar la idea impulsando, además, un enfoque de la UE.

El presidente español lanzó ante los líderes europeos un discurso centrado en esa cumbre de paz como forma para centrarse en el fin de las hostilidades ofreciendo un horizonte, señala la misma fuente. “Fue muy elocuente jugando sus cartas y poniendo el foco en la paz”, remarca otra fuente comunitaria, que asegura que el debate no fue enconado sino “constructivo”.

La reunión fue larga pero estuvo centrada sobre todo en que los líderes ofrecieran su visión sobre el conflicto. En su intervención, Sanchez condenó los ataques terroristas de Hamás pero también destacó la catastrófica situación de Gaza y de los palestinos asediados y bajo ataque. Como el primer ministro portugués, el español informó a sus homólogos europeos sobre sus contactos con líderes latinoamericanos y la percepción en algunos de estos países de que la UE tiene un “doble rasero”. Los debates, que duraron seis horas, la última parte sin teléfonos móviles, derivaron en un lenguaje más contundente europeo sobre el asedio israelí a Gaza y el apoyo a las necesidades básicas de los palestinos. Solo el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, salió de la reunión un momento para hablar con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.

Sánchez fue muy contundente, tanto que algunas delegaciones más duras creen que debía haber sido más neutral. En algunos momentos, según varias delegaciones, estuvo solo en la exigencia de endurecer el lenguaje ante las imágenes que llegan de Gaza, pero poco a poco fue logrando más apoyos y finalmente encontró respaldo al reivindicar que la UE debe tener una voz clara en este momento. El primer debate sobre Oriente Próximo en estas cumbres en los últimos diez años fue intenso y mostró posturas diferentes, pero la mayoría de las fuentes consultadas destacan lo difícil que era precisamente por eso lograr un acuerdo. Y lo consiguieron, a la espera de que se concrete la idea de la conferencia de paz.

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