Sergio Massa en rueda de prensa, el 23 de octubre en Buenos Aires.CRISTINA SILLE (REUTERS)

Multilateralismo versus ruptura de vínculos diplomáticos. El candidato peronista a la presidencia de Argentina, Sergio Massa, situó su visión de las relaciones exteriores en las antípocas de la de su rival, el ultraderechista Javier Milei. “Lo que el mundo espera de Argentina es equilibrio, racionalidad y que le dé certezas. Lo que espera es templanza, multilateralismo, previsiblidad”, señaló en una rueda de prensa con corresponsales extranjeros, la primera celebrada tras su victoria en la primera vuelta de las elecciones presidenciales este domingo por el 36′7% de los votos, frente al 30% de Milei.

Massa situó al economista ultraliberal en el otro extremo, el de la imprevisibilidad, por considerarlo un dirigente que “plantea la ruptura de Mercosur, la ruptura de los acuerdos con China, la ruptura con la Santa Sede siendo el papa argentina…, todas cosas que nada tienen que ver con nuestra idiosincrasia y con los valores que representa el ciudadano argentino”. De llegar a la Casa Rosada, Massa prometió que una de sus prioridades será impulsar las exportaciones de bienes y servicios argentinos.

El candidato peronista fue especialmente duro con la propuesta de Milei de romper el Mercosur, el bloque económico que Argentina integra junto a Brasil, Uruguay y Paraguay. Durante la campaña electoral, el economista ultraliberal se mostró partidario de “eliminar el Mercosur porque es una unión aduanera defectuosa que perjudica a los argentinos de bien”. En la rueda de prensa, Massa advirtió que esta medida tendría un impacto muy negativo sobre el mercado de trabajo: “En términos de industria automotriz significa perder 150.000 puestos de trabajo. En términos de industria agroforestal, representa la pérdida de 68.000 puestos de trabajo”, señaló.

Gustavo Martínez Pandiani, referente de Massa en relaciones exteriores, agregó que cerca de 1.500 pymes dependen del comercio con Brasil y este tiene que ir a más y no a menos. “No vemos la política exterior desde el punto de vista ideológico. No vamos a dejar de hacer promoción de Argentina en algunos países porque no estamos de acuerdo en todo”, amplió tras la rueda de prensa.

En caso de llegar a la Presidencia argentina, Massa potenciará el comercio internacional con sus socios clave, China y Brasil, pero buscará crecer también en mercados como los del sudeste asiático, países árabes y África. “Argentina tiene que dejar de ser el mendigo crónico de deuda para transformarse en un vendedor de trabajo. Y eso le diría que es lo más importante que voy a encargar como presidente. Mis dos agendas van a estar enfocadas en trabajo para venderle al mundo y en la lucha contra la inseguridad para vivir en un país con paz y orden”, destacó.

Voto femenino

El candidato está convencido de que tiene posibilidades de ganar en segunda vuelta el próximo 19 de noviembre. Para lograrlo necesita atraer los votos de aquellos candidatos que quedaron fuera de la carrera electoral: la conservadora Patricia Bullrich, que obtuvo el apoyo del 23,8% de los votantes; el peronista disidente Juan Schiaretti (7%) y de la candidata de la izquierda Myriam Bregman (2,7%). Milei tendió la mano a Bullrich este domingo para tejer una alianza que “termine con el kirchnerismo”, pero no está claro cuántos de sus votantes logrará captar. “Los dirigentes no somos los dueños de los votos, el dueño del voto es el ciudadano. Y cuando alguien pretende apropiarse de la voluntad del ciudadano, el ciudadano lo primero que hace es quitarle la confianza”, destacó.

Aspira, sin embargo, a retener el voto femenino, clave para su victoria en las urnas. “Cuando usted mira la composición de mi voto, se va a encontrar con una particularidad. El promedio del 37% que nos acompañó se integra en su gran mayoría por mujeres. Sacamos casi el 45% entre las mujeres y sacamos un poco menos entre los hombres, casi del 30%”, respondió. Massa atribuyó ese voto a la preocupación de las madres por el futuro de sus hijos: “No quieren vivir en una sociedad donde la venta de órganos y el libre porte de armas sea el sistema de valores”.

Massa reiteró su deseo de encabezar un Gobierno de unidad nacional que no sea sólo peronista sino que incluya también a “los mejores de distintas fuerzas políticas, sin importar su procedencia” con el objetivo de crear políticas de Estado. Entre ellas contempla el equilibrio fiscal, el cuidado de las reservas del banco central —hoy en rojo—, una política de desarrollo federal, de acceso a la vivienda y de cuidado de los sectores vulnerables, entre otras.

Optimismo para 2024

El ministro de Economía dibujó un escenario optimista para 2024, el primer año del sucesor de Alberto Fernández al frente de Argentina. Según sus previsiones, las exportaciones aumentarán entre 30.000 y 40.000 millones de dólares, en gran parte por la recuperación del campo tras la sequía histórica de la última campaña y a las exportaciones de gas. De cumplirse el pronóstico, la entrada de divisas permitiría reducir las restricciones a las importaciones y a la compra de dólares vigentes hoy.

Aunque el campo vuelva a funcionar a pleno rendimiento, el nuevo presidente deberá renegociar otra vez la deuda contraída en 2018 con el Fondo Monetario Internacional ante la imposibilidad de pagarla en los plazos acordados. De llegar a la Casa Rosada, Massa anticipó que buscará negociar con el FMI un programa “asociado al crecimiento y al desarrollo” de Argentina.

El actual ministro de Economía anticipó que solicitará que el proyecto de Presupuesto 2024, que actualmente contempla un déficit fiscal primario del 0,9 % del PIB, lleve un 1 % de superávit primario, “que surja del tratamiento de recortes de beneficios”. El ajuste fiscal es una de las metas impuestas por el programa del FMI firmado en marzo de 2022 para refinanciar la deuda con el organismo que, con intereses, ya asciende a 46.000 millones de dólares.

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