Una multitud reunida en la ciudad boliviana de El Alto respaldó al presidente Luis Arce en su enfrentamiento contra el expresidente Evo Morales por el liderazgo de la izquierda de ese país. El estribillo “Lucho, no estás solo” fue coreado incesantemente por miles de personas a lo largo de las dos horas y media que duró el “Cabildo del Pueblo” convocado por las organizaciones sociales y sindicales afines al oficialismo. En el evento se presentaron muchos líderes sociales, así como viejos militantes izquierdistas que se distanciaron de Morales en los 35 años que este ha dirigido al Movimiento al Socialismo, MAS. Los seguidores del expresidente descalificaron la reunión. Afirmaron que congregó a dirigentes sindicales “comprados con prebendas” y se nutrió sobre todo de funcionarios públicos que debían asistir si no querían perder sus empleos.
La concentración humana se produjo en el vigésimo aniversario del derrocamiento del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, que renunció el 17 de agosto de 2003, tras la muerte de 58 personas en la represión de las protestas en su contra. Esta fecha marca el inicio de un periodo histórico que puso los valores progresistas y al “sujeto indígena” en el centro de la política boliviana, y que ahora está en crisis por varias razones, entre ellas la división de sus líderes.
Aunque los oradores insistieron en la “unidad del instrumento político” de los trabajadores bolivianos, como se llama a sí mismo el MAS, el Cabildo del Pueblo fue concebido, según admitió días antes el vocero presidencial, Jorge Richter, como un “contrapeso” al congreso partidario que se realizó 15 días antes sin presencia del ala arcista y que ratificó a Evo Morales como la “única candidatura” para las elecciones de 2025.
El cabildo no planteó candidatos, respetando la posición de Arce de no tocar este tema hasta el próximo año; en cambio, desconoció el congreso realizado por el ala evista hace poco por considerar que este “traicionó a las organizaciones sociales”. También designó a los jefes de los sindicatos oficialistas como la nueva dirección del partido, en lugar de la que preside Morales, y defendió la “recuperación del MAS” del rumbo que le imprime el expresidente, considerado personalista y divorciado del pueblo, mediante un nuevo congreso en el que sí estén representados los “verdaderos dueños” del partido. La concentración exigió que el Tribunal Electoral no avale la dirección de Evo Morales del MAS.
“Cuando eras presidente te hemos apoyado”, discursó Luciano Quispe, líder de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, refiriéndose a Morales. “Ahora del pueblo te has apartado. Por eso estamos muy dolidos. El hermano Evo tiene que reflexionar. No hay respeto al presidente [Arce] ni a nuestras organizaciones”, subrayó. Igual que Quispe, otros oradores pidieron respeto a la investidura presidencial y apoyo a la gestión gubernamental, cuestionadas en estos días por la hostilidad de Morales en contra de Arce.
El presidente acompañó el cabildo, escuchó a los oradores y bailó durante los actos musicales, que se intercalaron con los discursos. En el clímax del evento, recibió de las centrales sindicales campesina y obrera un manifiesto político de 19 puntos que se leyó públicamente. En él se establecía la necesidad de reconstituir el “instrumento” creado en los años 90 por los sindicatos para participar en las elecciones. De paso, se pedía que Arce recomponga su Gabinete con “ministros comprometidos con el pueblo”, haga una reforma de la justicia y adopte medidas contra la sequía que golpea al país desde hace meses. En su brevísimo discurso, Arce prometió “hacer cumplir” el manifiesto, porque “siempre cumplimos con nuestras organizaciones, que son el pueblo organizado”. Y prometió: “este es el comienzo”, aunque sin especificar de qué.
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El día previo al mitin, en la zona cocalera del país, que es baluarte hasta ahora indiscutido de Morales, grupos de sus seguidores detuvieron a los buses que viajaban desde Santa Cruz hasta La Paz llevando a personas que planeaban sumarse a la concentración de respaldo al presidente. El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, reportó que estas personas fueron golpeadas y detenidas, con un saldo de 35 heridos y dos personas “torturadas”. Los oradores del cabildo se refirieron a las acciones de los incondicionales de Morales como “neofascistas”. El expresidente boliviano negó haber querido “perjudicar el cabildo del frente amplio de la derecha”, según escribió en su cuenta de la red social X, antes conocida como Twitter.
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