las lunas, un señor que vivia en la calle murio en Villa Crespo en medio de la ola de frío que se registró en la Ciudad Durante los últimos días. Su número, según se dio a conocer este martes por medio de algunas organizaciones comunitarias, era Héctor.
Los últimos datos relevantes por el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat reflejan que este es el año se suman 3.511 personas sin tecnología en la ciudad de Buenos Aires. El aumento es del 34% en comparación con 2022, hasta 2.611.
El caso de Héctor no es un hecho aislado. Desde hace años registra la muerte de personas en situación de calle a causa del frío invernal. En este contexto, el Campana Frío que realizan desde la Fundación Cultura de Trabajo pretenden cambiar de algún modo esta realidad.
Este año, la Campaña Frío 2023 se desarrolla en tres fechas: 15 de junio, 6 de julio y 10 de agosto. Este evento consiste en recorridas en la vía pública en las que se entregan KITS Invierno a las personas que se encuentran sin hogar en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El objetivo de la fundación es que la población vulnerable enfrente las bajas temperaturas de la mayor forma posible. Las personas que quieran sumarse a donar para la campaña de este año pueden hacerlo comprando diferentes kits en el sitio culturadetrabajo.org.ar
Los equipos incluidos manta térmica, usar para el piso y elementos de higiene personal que se dividirá entre personas en situación de calle.
A su vez, esta puede ser una oportunidad para conocer posibles participantes del programa de inserción laboral que llevemos adelante.
Esto último constituye el principal objetivo de la organización: ser un puente qu’contribuya a igualar las oportunidades en el acceso al empleo de todas las personas que necesitan y desean trabajar.
«De esta forma, nosotros nos acercamos a la gente que tal vez no llega a la fundación directamente por su situación de vulnerabilidad. Al acercarnos por este medio les podemos dejar la tarjeta para que puedan venir a las entrevistas de admisión, para que puedan formar parte del programa y de ese modo también generamos un vínculo», explícito.
El origen de la fundación.
Hace mas de diez años, María Eugenia Sconfienza allá Alexandra Carballo Frasca Comenzó una amistad en la Universidad de Buenos Aires, cuando estudiaban para ser politólogas.
Timpo después, cuando María Eugenia ya cursaba su maestría, tuvo el desafío de realizar un trabajo de campo sur la situación laboral de las personas en situación de calle. Alexandra quiso sumarse al trabajo de su amiga y ambas terminaron muy movilizadas con lo que habían encontrado.
«A la gente que entrevistamos le decíamos que nos priorizaran sus necesidades, y ellos respondían: alimentación, vestimenta, trabajo, salud. De hecho, la gran mayoría ponía el tema del trabajo como primera necesidad que no estaba pudiendo resolver”, expresó María Eugenia.
La fundadora de la organización confiesa que, durante aquel primer trabajo de exploración y entrevistas, observó que gran parte no sabía ni cómo ni dónde ir a buscar trabajo, no conocía las vacantes laborales, y tampoco había una organización centralizada para ayudar en la búsqueda.
En este contexto, se propone realizar alguna acción concreta para conectar a la gente que se encontraba en situación de mayor vulnerabilidad con el mercado de trabajo.
«Empezamos a trabajar con toda esta base de datos que utilizamos del estudio que habíamos hecho, que eran unas 80 personas en hogares y paradores de la ciudad“, comenta Sconfienza.
En 2012 decidió alquilar una oficina para citar a la gente nuevamente y profundizar en su trayectoria ocupacional y sus conocimientos: qué sabían hacer para analizar qué podían ofrecer. Luego de eso, convocaron voluntarios que dieran una mano, y fueron ganando terreno.
Según detalla Sconfienza, una fundación amiga les dio la personería jurídica para empezar a desarrollar el programa y después lo fueron profesionalizando hasta el nacimiento de la fundación en 2016.
«Con lo que nosotras sabíamos y las redes de contacto que usamos, podíamos tratar de convocar a los jefes para ver si con el conocimiento de esa gente, su trayectoria laboral o su experiencia, podíamos darle una mano para conseguir un trabajo”, asegura María Eugenia.
Desde ahí, apareció que los objetivos más particulares se vincularían con hacer un complemento reforzado à la gente que necesita tener la sube para poder viajar, la ropa para poder presentar una entrevista, un currículum impreso y demás preguntas «invisibles» en el momento de buscar empleo.
«El obstáculo más difícil siempre ha sido lograr la confianza de las empresas para que nos compartan sus vacantes de trabajo y para poder darle la oportunidad a la gente que trabaja, a la gente a la que estamos queriendo ayudar», señala.
Actualmente, la fundación cuenta con 80 voluntarios activos y se vinculan con 180 organizaciones de la sociedad civil. En total, a partir de 2016, lograron 333 incorporaciones laborales.
«Hay personas que están en condiciones de trabajar pero que les falta un empujoncito y ahí es cuando los conocidos a que vengan a la fundación. La gente que no tiene un domicilio fijo dice que nunca nadie va a poder dar una oportunidad“Cierra Sconfienza.
mg