«En cuanto a las estrategias de largo plazo, aparte de vagas explicaciones, no se ha publicado ningún plan político detallado”. El impersonal «se» alude amablemente al Gobierno argentino. El libro editorial: la prestigiosa revista Ciencia. El tema: hasta qué punto, además de objetivos, hay un plan de acción concreto contra el cambio climático.

El texto del que hablamos es un papel («La brecha de confianza en los objetivos climáticos netos cero deja al mundo en alto riesgo”) y fue publicado este jueves en Science, una de las revistas científicas más prestigiosas. Análisis la brecha entre los objetos políticos y las acciones gestionadas por los países, con miras a evitar la suba de la temperatura mundial más allá de 1.5 grados, algo que, por más que se omitió en la agenda política y de noticias, afectará al planeta. Con él, a la biodiversidad y obviamente a nosotros.

Clarín pudo sostener una breve ida y vuelta con el primer autor del trabajo, el belga joeri rogelj, climatólogo que se desempeñó como investigador del Centro de Política Ambiental del Imperial College de Londres, en Inglaterra, que fue referido a Argentina. También establecer comunicación con la secretaría de Gobierno de Cambio Climático, a cargo de Cecilia Nicolini.

Que dice el paper de Science

el trabajo medio de credibilidad de los aviones esbozados por los países, tanto a corto como a largo plazo, con miras a lograr lo que en el sector llaman “emisiones netas cero”que es lo que en definitiva hará que la temperatura media no suba más de lo tolerable por los ecosistemas.

Más allá de los detalles técnicos del breve documento, hay un estante de evaluación en un grid complementario, donde figuran 15 países, los que suma la Unión Europea como bloque.

Según una descripción del grupo argentino Periódicos por el Planeta (PxP)that his who difundieron el paper a nivel local, Argentina está incluido en ese listado porque figura entre los primeros emisores de gases que provocan el clima climático. Los gases de efecto invernadero son generados por distintos procesos productivos y el transporte.

Ciencia y una ilusión a la argentina

El papel describe un preocupante escenario mundial (pero «salvable», si de una vez se toma el toro por las astas) en cuanto a la temperatura suba media del planeta. Para 2050, los medios de comunicación no deberían pasar por más de 1,5 grados.

Habla sobre la importancia de haber establecido objetivos claros de mitigación del cambio climático (de otro modo sería imposible avanzar; no habría un horizonte claro, dicen), pero, para expresarlo coloquialmente, plantan que el mundo no puede dormir arriba de esas metas.

Además de objetivos, hay que definir planos de acción. Luego, levarlos a la practica.

Describir cinco posibles escenarios climáticos con subas diversas de la temperatura global de acá a mediados y fines del siglo XXI. Para analizar estas «pantallas» (signadas por distintos niveles de optimismo), los autores entrecruzan tres variables.

En este punto entró en Argentina.

Un marco legal contra el cambio climático

La primera variable es si el marco legal que cada país establece con miras a lograr el “objetivo cero neto” (el objetivo del “cero emisiones netas”) es vinculante. Es decir, así que hay una ley o norma de cumplimiento obligatorio relacionado con ese objeto central.

De no ser vinculante, explican, la bajada desde las intenciones hasta las acciones podrían desfasarse, sin contar las dificultades de sostener las medidas a largo plazo, más aun cuando las autoridades de gobierno cambien. En Argentina no le fue bien en este punto.

Los números de las organizaciones y acuerdos sobre sus largos, pero vale la pena camarero: más allá de que en diciembre de 2019 sancionó la ley 27.520 «de presupuestos mínimos de adaptación al cambio climático global», los planes de mitigación posteriores al Tratado de Paris que el país vino presentingando ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) no son satisfactorios. Oh, mejor, pobres.

«Vagos», del apartado del papel. Y, efectivamente, cualquiera que lea las 11 páginas -donde abundan los trazos horribles importantes, pero sin una bajada a tierra real-, que incluye el último documento presentado por Argentina ante la ONUEstrategia de desarrollo elástico con bajas emisiones a largo plazo a 2050”, de noviembre de 2022), se daría cuenta de que no es una exageración.

en la grilla de Ciencia se afirmó que Argentina presentó sus estrategias de amplio plazo ante la CMNUCC en 2022, pero estas «no fueron consagradas por ley».

Credibilidad del plan frente al clima climático

La segunda variable evalúa si existe una plausible política para implementar propuestas acciones por cada país. Hay un ítem en la citada parrilla que alude a lo «robusto» de cada plan publicado. Otra vez, Argentina falla con un «no es creíble».

Hay que decir que Australia obtuvo la misma calificación y que Brasil recibió directamente un «plan no hay disponible». Respecto a la explicación de la mala nota local, es la enunciada al comienzo de esta nota: «En cuanto a las strategias de largo plazo, aparte de vagas explica, no se ha publicado ningún plan de política detallado».

Todo esto se ve lógicamente en la calificación recibida en la variable tercera, la cual se basa en una evaluación de si se viene un camino «hacia abajo» en materia de emisiones. La respuesta para Argentina es un claro «no».

Qué dice el Gobierno del cambio climático

Clarín pretendía dirigirse al Ministerio de Medio Ambiente, pero redirigió a este cronista a la Secretaría de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación (carguero de Cecilia Nicolini), área dependiente de Jefatura de Gabinete.

Desde esa dependencia contestaron a través de un texto escrito. “Aunque aporta el 0,7% de las emisiones globales de gases por efecto de Invernadero, Argentina ha incrementado significativamente su ambición climática”, arranca.

Pusieron enfasis en los objetivos definidos, precision lo que critica el paper. Explique que las metas plantadas en 2021 son caso un 30% más ambicioso que a finales de 2016 para reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, y aseguraron que todos los sectores de la economía estén en condiciones de acumulación con el compromiso de “no superar la emisión neta de 349 megatoneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2e) por 2030”.

También informa que tras “el pico registrado en 2007, las emisiones se mantienen estables y la tendencia disminuye”.

Aludieron a las «grandes oportunidades» que tiene el país «en lo que se refiere a la transición de su matriz productiva y energética», y estimaron que esto «permitirá un Ingreso de Divisas para acelerar la implementación de esas medidas”.

Finalmente, en un breve comentario, abordaremos el objeto de «alcanzar la neutralidad de emisiones al 2050».

La Mirada de Argentina de los Autores del Papel

En un intercambio por correo, el climatólogo belga Joeri Rogelj dijo a Clarín que «el mundo está lleno de promesas de cero emisiones netas y promesas de reducción de emisiones. traducir las promesas en acción«.

La pregunta que se hizo es «¿qué tan creíble es que se alcancen las promesas de cero emisiones netas» en un país como Argentina?

La respuesta fue clara: «Argentina se ha comprometido a un objetivo neto cero, pero este objetivo aún no se ha convertido en ley. Eso significa que actualmente no tiene una base legal muy sólida. adams, tampoco tenemos conocimiento de un plan de implementación claro. Dicho plan es importante para que todos los sectores de la economía argentina entiendan cuál es su papel y hacia dónde se dirige el país”.

Duro, Rogelj dedujo que «se espero que las transmisiones aumentaron hasta 2030«.

«isa es dirección claramente equívocasi se tiene la intención de llegar a cero neto en 2050. Estos indicadores juntos significan que tenemos una confianza mucho menor de que, tal como está ahora, se logra el objetivo de cero emisiones netas de Argentina”, apuntó.

Y, con un toque de esperanza, matizó explicando que, “por supuesto, esta perspectiva puede cambiar rápidamente. Por ejemplo, si Argentina traduce su compromiso en el inicio de la redacción y publicación de un plan de implementación”.

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