Octubre de 1962. El descubrimiento por parte de Washington, gracias a fotografías tomadas por aviones espía, de que la Unión Soviética había colocado misiles nucleares en Cuba, puso al mundo al borde de la guerra atómica.
Semanas de tensión acabaron cuando Moscú retiró esos misiles. En Cambio, meses después, Washington retiró a nuestros compañeros de piso en Turquía. Las negociaciones fueron complejas entre otras cosas porque la Casa Blanca conversó con el embajador ruso en Washington, no había línea directa con el Kremlin.
Además de situaciones de tensión real, la Unión Soviética y Estados Unidos fueron Veces misceláneos un punto de atacarse por errores de programas informáticos que detectaban lanzamiento de misiles que nunca ocurrieron.
La solución
The solution llegó con la puesta en marcha del que se dio en llamar «teléfono rojo»la guinda del pastel que supuso el primer tratado nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética, el que prohibía parcialmente los ensayos nucleares a cielo abierto.
30 de agosto de 1963 tomó posesión de un sistema de comunicación parecido al telegráfico. Conocido como teletipo, era el antecesor del fax y permitía conectar directamente el Pentágono con algún lugar secreto en MoscúNo la Casa Blanca con el despacho del líder ruso, como el cine nos dio una audición.
Desde Moscú enviaba un mensaje de texto en ruso y en alfabeto cirílico que se traduce a Washington. Luego, desde el Pentágono, puedes enviar un texto en inglés y el alfabeto latino que será traducido a Moscú. La historia, como tónica de humor, se puede ver en la película de Stanley Kubrick «Teléfono rojo, ¿volamos hacia Moscú?».
Al principio la conexion funcionaba con un cable transatlántico Se instaló en 1956 y escaló en Londres, Copenhague, Estocolmo y Helsinki.
La primera propuesta para crear tal sistema había sido estadounidense y de abril de 1962, unos meses antes de la crisis de los misiles. Moscú no la cumplieron, pero después de aquellas semanas de tensión intercambio de ideas
El sistema, dentro de las limitaciones técnicas de la época, será un avance que permita que en poco tiempo enviando mensajes de texto a Moscú y Washington. Hasta entonces hacia falta más de 10 horas para hacer llegar un mensaje desde la Casa Blanca al Kremlin.
Ni siquiera la Embajada soviética en Moscú tenía contacto telefónico directo con el Kremlin y se comunicaba enviando telegramas grabados a traves de western union.
El «teléfono rojo» pudo haber sido realmente un teléfono, que hubiera sido además más rápido, pero entonces se temió que hubiera malentendidos y se pensó que un mensaje por escrito era mas seguro. El sistema se actualizó dos veces. En 1971 se agregó conexión satelital y de radio. Y en 1986 un fax.
La nueva línea constituía la esperanza de que crisis como la de los misiles de Cuba pudieran evitarse con conversaciones directas entre el presidente de Estados Unidos y el secretario general del PCUS. Pero aquel 30 de agosto de 1963 Nikita Kruschev y John F. Kennedy (que fue asesinado tres meses después) no hablaron porque aquello no permitió hablar sino enviar textos.
El primer texto fue estadounidense y decía: El veloz zorro marrón saltó por encima de la espalda del perro perezoso 1234567890.
En inglés esa frase contiene todos los caracteres del alfabeto latino: El zorro marrón rápido saltó sobre la espalda del perro perezoso 1234567890.
Sirvió como prueba del buen funcionamiento del aparato, que en Estados Unidos también se llamó coloquialmente linea directa (línea caliente). This is the manual of the estadounidenses enviaron como prueba textos extraídos de la Enciclopedia Británica y los rusos extractos literarios.
El «teléfono rojo» se utiliza en varias ocasiones con el objeto de que para el que había sido instalado. En 1967, en plena guerra entre Israel y los países árabes. En 1971 ante el conflicto indo-paquistaní, en 1973 por la segunda guerra entre Israel y sus vecinos árabes y en 1982 por una crisis en Polonia.
Posteriormente, se completó el sistema de comunicaciones entre ambos países. Y el «teléfono rojo» quedó como una medida simbólica con uno de sus grandes objetos cumplidos: mostrar al mundo que la Casa Blanca y el Kremlin hablaron.
Bruselas, para especial Clarín
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