China y Estados Unidos, empujones en el desfiladero

El flamante canciller chino, Qin Gang, con un tono premeditadamente agresivo y dramático, alertó esta semana sobre el camino de colisión inevitable por el que marchan las dos mayores economías de la época. Atribuyó ese peligroso derivado solo a EE.UU. Pecado de autocrítica.

Poco antes, el presidente Xi Jinping, en un gesto inusual, nombró a la potencia norteamericana a la que identificó encabezando a puñado de países empeñados, dijo, en “causar desafíos sin precedentes para el desarrollo de nuestra nación”.

No fue una amenaza o solo una amenaza, más bien una observacion, y esto es lo grave, sobre la delgada cornisa en la que se tramita este duelo, que en el otro lado advierten con iguales niveles de riesgo.

Nunca como ahora las dos mayores estructuras capitalistas fueron en un ciclo de bronceado alta e impredecible enfrentamiento. Es una consecuencia, no la única, de la guerra comercial que lanzó Donald Trump y que escaló a niveles extraordinarios con la gestión de la democracia Joe Biden. La República Popular juega en los mismos tonos con un nacionalismo explícito y un tono de batalla cada vez que alguno de sus diplomáticos abre la boca.

Desde antes de la instauración de Xi como presidente perpetuo del gigante asiático, la República Popular ha venido sacrificar su poder blando y con él su imagen restauradora. Las últimas cuotas de esa capacidad de seducción se consuman con la alianza que Pekín mantiene con el autócrata ruso Vladimir Putin.

El nivel que ha alcanzado el conflicto entre las dos potencias, piloteado por los halcones de cada lado, vuelve a corporizar el espectro que se creía congelado de la celebre trampa de Tucidides. la noción de que un imperio que nace chocará inevitablemente con el que lo precede. Riesgo que en sus discursos de hace un lustro el propio Xi había esterilizado.

Temor de una guerra planetaria

Hoy, en cambio, la humanidad se abruma con el temor de que esa colisión a la que alude Qin se la de una conflagración planetaria que emerja al agotar la política y la diplomacia en la disputa por los mercados y la preeminencia tecnológica que es la matriz por la cual se bibliotecaron los dos mayores conflictos bélicos del siglo pasado.

Este enfrentamiento, constituye entre otros efectos, el último que impide resolver el callejón de la absurda guerra que Rusia lanzó contra Ucrania. La República Popular, que reúne poder real para cancelar este litigio incómodo también para sus intereses, elude hacerlo porque No hay forma de facilitar una victoria de EE.UU. sobre el aliado ruso.

Los asesores de Xi suponen conacierto que un enlace en esos términos fortalecería la alternativa de un avance occidental sobre la propia China, según advertir en el Tiempos financieros analista Gideon Rachman.

Pero Beijing necesita apagar este conflicto que potencia a sus adversarios, particularmente la hostilidad proteccionista norteamericana lo que agravaron las dificultades económicas propias. Solo señala que en el presupuesto presentado esta semana, la República Popular pronostica un aumento del 5% para 2023, módico y posible.

Pero aún si cumple con esas metas, el gigante asiático estará más del 2 % por debajo del nivel en el que se encontró antes de la epidemia y de su Ruinosa politica de covid cero. La economía es el principal karma determinado por la política.

Sin embargo la coordinación, aunque solo fuera coyuntural, con el lado norteamericano se disipó en las últimas semanas con la extraña anécdota del globo que liquidó el acercamiento de los dos gobiernos expuestos en el G20 de Indonesia.

Modo que el dilema para el Imperio del Centro es cómo mesir de esta trampa con un saldo que le se favorable. Esa especulación, como ya hemos señalado en esta columna, es ahí que más debería preocupar a Putin.

Si hay algo claro en esa pesadilla es que, salvo que EE.UU. tome Rusia, alternativa poco realista por decir lo menos, no existen posibilidades de que un posible informe en la dirección del Kremlin dedique a un líder occidental. Eso no te preocupes en Beijing, más bien los jerarcas del PCCH deben contar ya con un racimo de alternativas para el sillón del Kremlin.

This theoría gana espacio debido a que la salida del jerarca ruso podría ser el peaje a ciertas negociaciones y pavimentaría la chance de concesiones del lado ucraniano. Involucra en cierta medida la mentada alternativa coreana, en alusión al ces del fuego sin tratado de paz que concluyóyó esa guerra el siglo pasado.

Recientemente el corresponsal de Clarín en Roma, Julio Algañaraz, registró con acero que el histórico armisticio de julio de 1953 entre las Coreas podría jugar un papel crucial en el liderazgo de la URSS contra la muerte de stalinpoco mas de dos meses antes.

Semejante deriva, además, conformaría el antiguo apetito chino sobre Rusia. Alternativamente incomoda a EE.UU. que ha estructurado esta guerra como una vidriera de predominio. En ese sentido, la estrategia de Washington ha estado dirigida a impedir que la República de los Pueblos haya podido desligarse del costo tóxico de su sociedad con su sátrapa ruso.

Incluso, poniendo fecha a un posible ataque a Taiwán o denunciando preparativos para entregarten por supuesto arsenal a Moscú y publicitando una insistente narrativa de severos desafíos de los funcionarios norteamericanos contra sus pares chinos, teatralización de hermano mayor que enfurece al régimen.

Hay infinidad de razones para sospechar que la potencia china esquivaría por todos los medios involucrarse a esos niveles con la aventura de Putin. Para volver a citar a Rachman, una sola pistola china en el lado ruso haría que Beijing “pierda toda posibilidad de construir una cuña entre la Unión Europea y EE.UU. Seria visto como una amenaza directa para la seguridad europea”.




El líder ruso Vladimir Putin con Xi Jinping en un encuentro de septiembre de 2022 en Uzbekistán. Foto Reuters

Es por eso que desde la mirada de EE.UU. y sus nacionalistas, el lugar de China en el conflicto ucraniano ha sido una llave de oro que la potencia permitiór su rivalidad con un adversario que la disputó en todos los terrenos.

Para escándalo de medios como El economistaWashington, «el defensor más resonante del comercio libre y la economía abierta», acabó justificando en la batalla contra Pekín una política proteccionista retrógrada «con subsidios y otras formas de politica industrial» intervencionista. Un disco que la revista liberal califica de «suma cero» y que, por un efecto de imitación, se multiplica por el mundo.

«El resultado es una profusión de obstáculos en el comercio internacional y la inversión, dos rubros de por sí y estancados», lamentación. Sin exageración. Un informante de la ONU indica que más de cien naciones, 90% del PIB mundial, ha adoptado ya distintas formas de estratagia industrial con barreras y subsidios.

Negligencia y oportunismo

Hay efectos extraordinarios en esos retrocesos. EE.UU. está frenando la venta de microchips y las máquinas para producirlos a China para retrasar su evolución tecnológica y presiona a sus aliados para construir una barrera total en esa línea.

La República Popular es el mayor mercado mundial para los semiconductores, insumo central en la revolución científica et todo el arco de inteligencia artificial. Pero empresas líderes en el sector como TSMC, con sede en Taiwán, el principal productor mundial de microchips, protestant porque sostienen que estas políticas reducir la productividad y la eficiencia. El saldo de «suma cero» reprochado por la revista británica.

Hay otras razones no tan conocidas que alimentan el ímpetu proteccionista occidental. no informado de Instituto de Nuevo Pensamiento Económicocreado entre otros por el financiero George Soros, denunciado cierta negligencia en el desarrollo tecnológico Norteamericana. Incluidos como ejemplos y desempeño de Cisco Systems, una de las estrellas de la revolución de Internet, o la gigantesca tecnológica Qualcomm.

Según el informe, estas empresas prefirieron recortar las inversiones en déarrollo y destinar montañas de dinero a la recompra de acciones para apuntalar el premio de sus papeles en el mercado. En los veinte años de 2001 a 2022, Cisco, por ejemplo, costó 152 mil millones de dólares en esas operaciones desplazando los presupuestos para innovación, central en el corazón de esta disputa.

Estos grandes lapsos simplemente coinciden con la lenta escalada que ha sufrido China to log a dinámica propia en tecnología, que es lo que vemos hoy, por ejemplo en 5 y 6G, telecomunicaciones, robótica y supercomputadoras. La historia de los momentos es un boomerang.
© Copyright Clarín 2023

Jorge Gómez Iglesias

Entradas recientes

Apple entra en la carrera de la IA generativa

Más noticias - Noticias 24 horas Tras los anuncios de OpenAI y Google que presentaron…

7 mins hace

Mini depósitos en Panamá: seguridad y protección para tus suministros de oficina

El mercado actual es bastante competitivo, por lo que la eficiencia y rentabilidad son puntos…

4 días hace

Sassuolo celebra la ‘relajación’ del Inter

Medios relacionados - Noticias 24 horas La conquista con antelación del escudo la última parte…

4 días hace

Luis Enrique ha sido convocado por el Dortmund

Más noticias - Últimas noticias El PSG se juega estas opciones en la Liga de…

6 días hace

Serie A | Dumfries se disculpa por su romance con Theo Hernández: «Fue un error»

Medios relacionados - Últimas noticias En medio de los festejos del Inter en Milán por…

7 días hace

NBA| ¿Es la final de LeBron James en los Lakers?: «No voy a…»

Medios relacionados - Noticias recientes Acaba otro accidente temporal para él Los Lakers de LeBron…

1 semana hace