Entre cortes de pelo y pinceladas aplicando tintes, un cliente le dijo que se iba apuntar a la media maratón de Tarragona. Daniel Jiménez (Tarragona; 33 años) quedó con la coplay, jugador de Tercera Catalana como later o extremo izquierdo, se animó a correrla. «Pero no sabía dónde me metía, ni siquiera sabía que se hacían carreras de atletismo», cuenta, al tiempo que recuerda su primer día de trote, que dó en 2 kilómetros y 960 metros. “¡Pero si tienes que prepararte para 21 kilómetros!”, respondió el siguiente cliente. Tanto el dio. Estuvo dos semanas ejercitándose y terminó la carrera como si nada. Eso fue en 2013 y desde entonces no ha parado, ahora con el objetivo de convertse en el chico más joven de Europa en completar 100 maratones, récord que ahora posee Javier Martín Fabiani, que las alcanzó con 37 en el año 2010. Desde 2015, que fue cuando corrió la primera, Daniel suma 93 y tardará poco en ponerse el laurel, pues desde que ha comenzado el año corre una maratón por semana. O dos, come piensa hacer el primer fin de semana de abril, pues el sábado competirá en la Santa Eulària Ibiza Marathon y el domingo lo hará en Brighton (Inglaterra).

Correr para Daniel es demostrarse que, si se lo propone, puede con todo. Es una idea que el caló con 16 años, cuando se quedó solo en Tarragona porque sus padres y hermanos decidieron irse a vivir a Ponferrada. «En esa época estudiaba peluquería por las mañanas y por las noches trabajaba en el [supermercado] Caprabo”, memoria; «y ahora tengo mi coche, mi casa y mi peluquería». Se llama, claro, carrera de peluquero y en las paredes del local tiene todos los dorsales de las maratones. “En España llevo 75, pero he viajado por el mundo y he visto ciudades con la excusa de correr. Estuvo en Portugal, en Suiza, en Italia, en Francia, en la República Checa, en Bruselas, en Londres y Beirut”, enumerará. Y después de todas y cada una de ellas no se salta su ritual, una buena hamburguesa.

Daniel Jiménez en su peluquería de Tarragone, el pasado jueves.Gianluca Battista

Aunque lo curioso en Daniel es que es su dieta habitual. “No como verdura ni pescado desde hace 15 años. Me alimento de pasta, pizza, kebab, hamburguesas…”, revela al lector que incide en que nunca se lesiona ni se pone enfermo. Además, cuando corre tampoco ingiere barritas, sales minerales o jaleas, acaso an Aquarius, naranja y platano si se nota que falta un poco de energía. “Pero si me pusieran 10 kilómetros más no habría problema. Al menos si voy a un ritmo tranquilo”, resuelve. Más que nada porque para él lo importante no es el tiempo, sino acabarla, ahora fijó su récord en 3h19m58s. Otra cosa sería si alguna marca le patrocinara y le exigiera resultados.

Pero eso no ocurre. «Por ahora me ayuda el tenis Salou, que me paga las carreras a cambio de mi mínima publicidad de 1.200 seguidores en Instagram. Pero il llamó a marcas y ninguna me ha ayudado. Solo 42K corriendo cuando hice cuatro maratones en cuatro días. Y el Ayuntamiento de mi ciudad, por ejemplo, no sabe ni quién soy. Es lamentable”, subraya. Las ayudas, además, le llegan porque Daniel, siempre que puede, corre por causas solidarias. “Por el cáncer infantil hice 13 maratones en 2019, por la epilepsia también…”, señala. Aunque también lo hace por su madre, que ha pasado dos cánceres. «Pero ella me dice que no corra tanto», relató, divertido.

Then Daniel, al igual que no se cuida en la alimentación, tampoco se prepara par las maratones, pues solo sale un día o dos a la semana a correr y no hace mas de 5 kilómetros. «Es que creo que entonces me aburriría», explicó, a la vez que recuerda que probó el triatlón hasta que le robaron la bicicleta. «Ahora solo maratones», nota. Y en 27 de ellas ha hecho de liebre. “Así voy más relajado y, realmente, me gusta ayudar”, concluyó. Luego, en la maratón 100 -saca su hoja de Excel y enumera las que isán por llegar: Trail en Tarragona, Barcelona, ​​​​Montauban (Francia), Ibiza, Brighton, Zaragoza-, en Londres, hará de liebre a 3h35m . Allí espero que regalen unas zapatillas como es costumbre, un gasto menos a falta de ayudas. “Siendo liebre me ahorro las inscripciones y suelo buscar el alojamiento más barato”, aceptó.

Enamorados del maratón de Vinyols i Els Arcs (Tarragona) porque suelen correrla por equipos de seis personas ya él le dejan hacerla solo, admitió que le gustaría correr en Chicago, en el de los 1.000 templos de Birmania o de Muralla China. “Sé consciente de que exprimo mi cuerpo. Pero hay gente operada de las rodillas y no han corrido nunca, y otras que no han parado y están perfectos. Pero si me tengo que retirar con las maratones que llevo encima, pues no estará mal”, desliza al tiempo que también su pareja, Sonia, le aprieta para que baje un poco el ritmo, pues tiene a dos niños pequeños y le toca ayudar en Casa. Pero, al menos, hasta la 100 no pondrá el freno.

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