España cuenta con un potencial de producción de biometano -una fuente de energía renovable y autóctona- de 163 TWh/año, una cifra que permitiría cubrir en torno al 45% de la demanda nacional de gas natural y cuyo desarrollo podría suponer un horro de unos 4.000 millones de euros a los consumidores en su factura energética en 2022 por la reducción de las compras a terceros.

Estas son algunas de las principales conclusiones del informe ‘Estudio de la capacidad de producción de biometano en España’, elaborado por la Asociación Española del Gas, Sedigas, en colaboración con PwC y la consultora especializada Biovic.

El biometano es un gas renovable que se obtiene a partir tratamiento de relaves con una composición similar al gas natural.

La materialización del potencial español de producción de biometano supondría, igualmente, un importante impulso al desarrollo socioeconómico local, es que conllevaría la puesta en marcha de 2.326 plantas especializadas a lo largo de todo el territorio, con una inversión asociada estimada en 40.500 millones de euros -el equivalente al 3,6% del PIB- y la generación de cerca de 62.000 empleados, entre directos e indirectos, asociados a su operación y mantenimiento.

La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha dicho recientemente que «yendo tarde» en el desarrollo del biometano «para el enorme potencial que tiene España».

El presidente de Sedigas, Joan Batalla, confirmó que «los resultados de este informe ponen de manifiesto la oportunidad de que España tiene ante sí para erigirse como una de las principales potencias energéticas de la Unión Europea de la mano de los gases renovables. El biometano es una solución verde y rentable para avanzar en la descarbonización enorme potencial, no solo portaría una gran riqueza a la economía nacional, sino que contribuiría a solucionar dos desafíos históricos de nuestro país: la gestión eficiente de los residuos y el retorno demográfico en la España vacante».

add que ‘en España, el apoyo por parte de las administraciones ha sido practicamente inexistente, de ahí la notable diferencia en el crecimiento del sector del biometano a nivel de producción y número de plantas en funcionamiento en nuestro país comparado con otros países de la Unión Europea. Además, si hay una serie de trabas administrativas, normativas, económicas e impositivas que están limitando la inversión en nuevas infraestructuras de producción de biometano, reduciendo la penetración de este en el sector gasista y perjudicando la economía y el empleo de las zonas sobre las que operamos. podrían desarrollar estos proyectos“.