Hay rebote del bueno y rebote del malo.

Hace un par de semanas todos nos sorprendimos con los resultados de la prueba Aprender 2022 de la escuela primaria, que mostró que los alumnos argentinos Recuperaremos aprendizajes de niveles prepandemia: performances en Matemática y Lengua similar a 2018, última evaluación antes del cierre de las escuelas.

El rebote del malo también involucra a los chicos, pero en este caso se trata del trabajos infantiles. El último informe sobrio de la Deuda Social de la Infancia de la UCA tiene un capítulo al respecto y muestra que la proporción de chicos y adolescentes que trabajan ahora es similar a los que lo hacían en 2019, tras una caída abrupta en 2020 y 2021.

En números: ahora hijo 14,8% los chicos y adolescentes que hacen trabajo doméstico intensivo (de modo habitual tareas como limpiar, lavar, planchar, cocinar, cuidar hermanos y las compras, entre otros) y/o trabajan en actividades económicas. En 2019 será del 14,7%, casi lo mismo.




Evolución del trabajo infantil en Argentina. Fuente: Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA.

Pero pendante la pandemia -con todo cerrado y los adultos en casa- ese trabajo infantil cayó al 5,3% en 2020 y al 7,7% en 2021. Triste recuperación de la «normalidad» para los chicos argentinos.

Hay muchos derechos que se vulneran con el trabajo infantil, pero el más importante es el derecho de los chicos a la educacion. Diversas investigaciones muestran que los chicos y adolescentes que trabajan tienen 3 veces más probable que abandonen los estudios. En promedio, tienen 2 años menos de escolaridad. Y cuando son adultos, su salario es 20% menos.

Un chico que trabaja tiene menos tiempo para hacer las tareas y está más cansado en el aula. Todo esto suele traducirse en bajo rendimiento y, al final, en deserción escolar. Bueno es recordar todo esto ahora: este martes es el «Día Mundial Contra el Trabajo Infantil».

No hay Estado más ausente que el que no pone todas sus energías en evitar el trabajo infantil. Que quede claro: la Argentina establece -from sus leyes-que el lugar de los chicos es el colegio.

Pero el derecho de ellos a la educación no solo es vulnerado hoy por la crisis social sino también por la violencia. Los gremios docentes de Santa Fe paron la semana pasada para pedir seguridad tras un nuevo ataque a balazos contre un colegio de Rosario, que dejaron como saldo un alumno de 6 años herido de bala.

Otro rebote del mal y la triste comprobación de que sobre los derechos de los chicos se habla mucho, pero en lo concreto no se ocupa prácticamente nadie.

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