L’arquitectura financiera internacional heredada de la posguerra ya no está lo suficientemente adaptada al aumento de las igualdades, los desafíos climáticos, la pérdida de biodiversidad y los desafíos de la salud pública característica del siglo XXI. Las respuestas de la comunidad internacional son, en la actualidad, fragmentadas, parciales e insuficientes.

Por un lado, los recursos son desplegados en condiciones favorables por parte de las instituciones de desarrollo no productn todo su potencial, en particular en términos de impacto, de cofinanciación y de adecuación a las necesidades de los pays.

Por otro lado, el encarecimiento de las condiciones de financiación y el incremento de l’endeudamiento frenan las inversiones en los países en desarrollo, dejándolos sin los recursos necesarios para hacer frente a sus desafíos. La solidaridad internacional es, no obstante, más imprescindible que nunca en un contexto de multiplicación de crisis que debilitan aún más a los países más pobres y vulnerables.




La Cumbre del G20 en Indonesia, en noviembre pasado. Foto: AFP

Acción rápida

Para permitir a los países expuestos más salir de la crisis de la COVID-19, enfrentar las consecuencias de la agresión de Rusia a Ucrania para su seguridad alimentaria y energética, así como financiar el altísimo costo de la transición climática y de las consecuencias de los eventos climáticos extremos, es fundamental llevar a cabo un cambio de escala.

El sistema financiero internacional, diseñado en el marco de los acuerdos de Bretton Woods, está llegando a su límite, en un momento en el que dos riesgos de envergadura enamenazan el porvenir de nuestro planeta: en primer lugar, un insuficiente apoyo al desarrollo existe la protección de los bienes públicos mundiales, como consecuencia de la escasez de los recursos movilizados, existe, en primer lugar, un riesgo de fragmentación geopolítica, en un contexto en el que se hace necesario, más que nunca, un multilateralismo efectivo allí una cooperación renovada.

Numerosos países del G7 y del G20, así como diversas organizaciones y las asociaciones, comparten con Francia esta notada y desean impulsar esta misma convicción: debemos actuar rápido y en conjunto para corregir los desequilibrios y las injusticias que generan estas fracturas.

Llamamos, así, el día de hoy, a una revisión de nuestro programa ya un repentino aumento de la financiación. Debemos cambiar, juntos, nuestro sistema financiero internacional para que tenga una mayor capacidad de reacción y se más justo y solidario para luchar contra las desigualdades, financiar la transición climática y la protección de la biodiversidad y acercarnos a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Is the target of the Summit for a Nuevo Pacto Financiero Mundial, that will have place los próximos 22 y 23 de junio, en París. una cumbre inclusiva: cada país, cada sensibilidad y cada propuesta deberá tener su lugar.

Esta cumbre se inscribe en una dinámica positiva, que incluye el lanzamiento de la reforma del Banco Mundial, la Presidencia india del G20 y la brasileña el próximo año, la revisión intermedia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los compromisos adoptados en el marco de la COP.

Cada uno de ellos es un motivo de esperanza para mantener nuestro ímpetu. Ya se ha dado inicio a diversas soluciones tangibles: el Club de Paris y el G20 han lanzado una iniciativa de tratamiento de la deuda y Francia juega un papel crucial en la implementación de soluciones coordinadas en este marco común.

Reunión del G20 en Indonesia.  Foto EFE


Reunión del G20 en Indonesia. Foto EFE

Los apoyos

Hemos propuesto y obtenido la movilización de 100.000 millones de dólares fondos especiales del FMI en beneficio de los países más vulnerables. Todos los países que pueden deben, de aquí en adelante, participar de este esfuerzo. Muchos bancos multilaterales de desarrollo han comenzado a responder a las peticiones del G20 mediando la implementación de un conjunto de primeras medidas de optimización del capital para amentar su capacidad de préstamo.

Pero hoy hay que ir más lejos, inspirándonos, por ejemplo, de la Iniciativa de Bridgetown, un conjunto de soluciones innovadoras impulsadas por Barbados para enfrentar la vulnerabilidad climática que afecta a numerosos países en desarrollo y de ingresos medios. Vamos ha lanzado un programa de reformas de los bancos de asistencia financiera y del FMI para financiar mejores respuestas a los desafíos globales, así como a los países que son más necesarios.

Este es un programa para mejorar el uso del capital y los instrumentos existentes y promover encuestas y mecanismos innovadores para apoyar a los países más pobres y vulnerables. Is también la voluntad de movilizar aún más las financiaciones privadas mediante mecanismos de garantía y de distribución de riesgos, con el fin de reorientar los flujos financiers hacia dichos países, para poder apoyar al sector privado local ya las infraestructuras sostenibles.

Este programa supone una importante movilización de nuevos instrumentos y nueva financiación e innovación, tanto pública como privada.

Para ser más eficaz, nuestras instituciones financieras internacionales deben poder comprometerse aún más de lo que lo hacen hoy para trabajar mejor juntos, sin dejar de movilizar mejor el ahorro privado. Para ser más inclusivos, debemos, ante todo, dar un lugar más importante a los países más vulnerables en los foros internacionales.

La Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial pondrá en primer plano los desafíos internacionales en materia financiera, y la presencia de numerosos jefes de Estado y de Gobierno dará el impulso necesario para lograr las transformaciones que se imponen. No hace falta elegir entre la lucha contra la pobreza, la lucha contra el calentamiento global y sus consecuencias y la protección de la biodiversidad. La transición justa es la única respuesta.

Embajadora de Francia en Argentina

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