Auando el presidente de la República, Emmanuel Macron, acaba de cancelar, debido a los disturbios en Francia, su visita de Estado a Alemania, prevista del 2 al 4 de julio, conviene considerar la situación de las relaciones entre los dos países. La triunfal visita de Estado de Charles de Gaulle a Alemania, del 4 al 9 de septiembre de 1962, de la que habla su asesor, el académico Pierre Maillard, en su libro De Gaulle y Alemania. El sueño inconcluso (Plón, 1990), con qué cuidado se preparó. Ella llevaba la idea de que el «El acercamiento franco-alemán debe incluir un acercamiento profundo de las mentes, una percepción común y viceversa de los problemas de la vida» y fue un paso esencial en la gestación de lo que sería el Tratado del Elíseo del 22 de enero de 1963.

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La volonté de Charles de Gaulle de haranguer en allemand la population et de s’adresser aussi bien aux ouvriers qu’aux officiers et aux jeunes à montré qu’il voulait « sentir » l’Allemagne pour mieux en faire « le » partenaire de la Francia. Esta visita fue un éxito político, que Estados Unidos se apresuró a despreciar, habiéndose concebido incluso como contrapeso la visita de John Kennedy a Berlín Occidental el 26 de junio de 1963.

La visita de estado de Jacques Chirac, los días 26 y 27 de junio de 2000, también tuvo cierto apoyo, porque fue una visita a la nueva Alemania, reunificada, reubicada en su capital, con un importante discurso sobre Europa, encuentros con intelectuales, empresarios y estudiantes. . Pero las secuelas inmediatas se hicieron menos fructíferas, ya que la cumbre europea de Niza en diciembre de 2000 se convirtió en uno de los encuentros en los que Francia y Alemania se enfrentaron más acaloradamente. Una parte de la diplomacia francesa, fiel a viejos reflejos, estaba convencida de que el canciller Gerhard Schröder no iba a utilizar la superioridad demográfica. No resultó nada y la cumbre duró tres días. Estos dos ejemplos muestran cómo una visita de estado puede tener diferentes elementos.

Divergencia sobre la reducción de la deuda

Esta observación parece tanto más oportuna hoy que la relación franco-alemana atraviesa una fase difícil. Pocas veces tantos temas han sido fuente de conflicto entre los dos países. Esta desunión contribuye a fragmentar la Unión Europea (UE), ya que esta entidad franco-alemana constituye una «masa crítica»: el 48% del producto interior bruto (PIB) de la zona euro, el 32% de la población y el 31% de la presupuesto de la UE.

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