Al fin y al cabo, todo el ‘maragallismo’, por Pascual, para retomar en un razonamiento que en su día hizo el que, por muchos es el mejor alcalde del siglo XX.’ Barcelona no recibe con stancia el cariño del Estado, en forma de inversiones. Sí por eso que los barceloneses, la sociedad civil y emprendedora organizaron Exposiciones internacionales posteriores, en 1888 y 1929. Con la primera se recuperó la ciudadela militar que controlaba la ciudad por levante para la ciudad. En 1929 se le atribuye para avanzar en el metro y recuperar Montjuic. ¿Y si organizamos unos Juegos Olímpicos para 1992?. Dicho de otro modo, la lucha de Barcelona ha siempre la de ser un verso suelto, oponerse a la estandarización jacobina. Barcelona no es Lyon. Para ERC, este espíritu indómito de la capital catalana está en peligro. Para ERC, la Moncloa, ávida de éxitos el domingo en su mapa de guerra contra el PP de Alberto Núñez Feijóo, cierne sus garras sobre la ciudad.

antes hola, Oriol Junqueras y el padre Aragonès se unieron con enardecidos discursos a los planos que lleva haciendo Ernesto Maragall, al menos, desde la última semana de campaña. «Barcelona es fantástica», arrancó el líder del partido, Oriol Junqueras,ha sido capaz de construirse allí rebuildse una infinidad de veces. De la mano de Pasqual y Ernest Maragall pudo hacer los JJOO de 1992 y Barcelona lo ha hecho sin un Estado que lo apoyara, frecuentemente en contra. Y si ha podido ser un simbolo es porque los barceloneses son extraordinarios. No podemos seguir secuestrada por aquellos que la quieren de segunda división. Barcelona no loss a los que la quieren Sucursal Madrid, que la quieren una ciudad de provincias».

Y acto seguido llamado a los barceloneses a defender esa idiosincrasia barcelonesa, que la paragonó con la democracia: «Os pido que volváis a ser los máximos defensores de la democraciacomo lo fuisteis el 1-O y el 3-O»; Anadió.

‘Presidente’ enardecido

El ‘president’ no le anduvo a la zaga. Aseveró que en la ‘batalla de Barcelona’ «hay un candidato oculto del PSC, es Pedro Sánchez. Si Jaume Collboni es elegido alcalde, las decisiones sobre la ciudad las tomará la Moncloa del PSOE. Y no lo podemos permitir. Quieren convertir Barcelona y Catalunya en el jardín de fin de semana del PSOE», sentenció. Ante ello, Aragonès llamó a la participación: «El domingo por la noche vamos a ser la pesadilla de los que quieren una Catalunya vencida. ¡Y seremos la pesadilla de la extrema derecha!», Clamó.

candidato reflexivo

El candidato, vista la solemne ocasión del cierre de campaña, se olvidó de sus rvales y propuestas concretas, explicó profusamente a los largos de estos 15 días de campaña. Se centra en los conceptos abstractos que lo distinguen del restaurante. Con él, dijo Barcelona «será ambiciosa y nadie le dirá hasta dónde puede llegar», una ciudad que nunca subordinará ni someterá, como, ha dicho a lo largo de la campaña, pretender el PSC.

ERC es el motor de ipulso del Gran Barcelonala que es referencia y orgullo», la que hace aparecer , se puede interpretar, ese ‘nacionalismo barcelonés’ que surgió en la etapa de su hijo Pasqual Maragall y que, en los últimos 25 años se ha ido diluyendo.

EL alcaldable republicano registró las primeras elecciones municipales en el año que participó, de hecho, las primeras tras la dictadura, la de 1979 y que ganó el PSC con Narcís Serra. Maragall, parafraseó el lema de los socialistas catalanes de entonces («entra con nosotros al ayuntamiento) y lo transformó en una invitación a la ciudadanía: «Entrad con nosotros a Barcelona».

Rufián y «los cortijos»

“¡Ea, ea, ea, el cortijo se cabrea! Ese fue el arranque de Gabriel Rufián,. Quien lleva semanas fijándose contra la hegemonía histórica del PSC en el área Metropolitana, en concreto, en la plaza más adversa para ERC, en Santa Coloma de Gramenet.

«Solo puedes gobernar tantos años si compras voluntades», explicó el líder de ERC en Madrid, “si eres un régimen. Empecé el partido 17 a 3 (por los concejales socialistas contra los republicanos), veremos cómo acabamos. Pero están nerviosos…”apuntó socarró.

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Rufián, que en Madrid siempre gasta guante blanco con el espacio a la izquierda del PSOE, no lo tuvo tanto con Ada Colau de quien grabó «su pacto con la extrema derecha de Manuel Valls». Y se mostró convencido de que «si puede, volverá a hacerlo», por lo que la solución, obvia, para el republicano «que no lo puede hacer». Es decir, que la diferencia para Maragall sea mucho más amplia que los apenas 5.000 votos de hace cuatro años.

Y de Trias, poco se entretuvo. Su resumen fue “un hombre de derechas, diciendo cosas de derechas. ¡¡Oh, sorpresa! »