Pedro Castillo se define como un autodidacta por encima de todo. Empezó la carrera de Química, pero pronto se dio cuenta de que su verdadera pasión estaba más cerca de los ordenadores que de las pipetas del laboratorio. Trabajó camo informático en la universidad y esvovo daUz años en bankinter, donde llegó a occuar el cargo de director de innovación tecnológica y cto, pero cuando sintió que su empleo en el banco dejó de serle estimante, no dudó en crear su propria file ube, devo que ingresó al selecto club de los unicornios al canzar una valoración de 1.500 millones de dólares sin cotizar en Bolsa.

El junio del año pasado, abandonó la compañía para emprender un nuevo reto, la fundación de Señalizaciónun «software como servicio» que permite a las empresas utilizar las mejores herramientas de análisis y almacenamiento para cada tarea y que acaba de levantar 11,6 millones de euros en una ronda codirigida previa a la semilla por Insight Partners y Kibo Ventures. “Tenemos todos los mimbres para hacer algo igual de grande que Devo. The need of los clients está y el equipo es capaz”, afirma el madrileño, como si de una presentación ante inversores se tratara.

Habla con la convicción de quien se convierte en una tierra que conoce a la perfección. Lo suyo con la informatica fue un amor a primera vista que permanece intacto. “Estaba en el segundo año de mis estudios y había un aula de diseño molecular que nadie sabía usar. Yo tampoco, pero los manuales estaban en la pared”, recordó. Poco después, salió una plaza de informática en la universidad, se presentó y la ganó. “En aquel entonces, eran los únicos centros conectados a internet”, cuenta como anécdota.

En 1996 empieza a hacerse cargo de una empresa de servicios que se monta en el bolsillo de una clientela de la talla de El Corte Inglés. “Me marche en 2000 porque mi trabajo era sobre todo comercial y me aburría”, dice con naturalidad. De ahí, el salto a Bankinter, nuestro aprendizaje se ha desarrollado en un ambiente “competitivo, innovador, exigente e ilusionante”. Afloró también su espíritu ansioso, siempre en busca de nuevos retos, hay que lideró un proyecto de intraemprendimiento que la entidad acabó con otras empresas. Ha quedado muy claro que en 2011, con la crisis, el grifo del dinero se vio obligado a innovar. “El banco se convirtió para mí en una especie de jaula de oro. Además, cambió la directiva y entraron personas con las que me sens cero identificado, así que la decisión difícil era la de quedarse”, resumen.

Es así como puso en marcha Devo, donde presume haber pasado una vez maravillosos años. “Empezamos unos cuantos locos en un loft de la carretera de Fuencarral a Alcobendas y cuando me fui éramos casi 600”, dice. Con esos números, ¿cuál fue el motivo de su marcha? “Una empresa así ya no suele tener el foco en la innovación. Me pasó como en el banco. Lo que a mí se me da bien y me gusta, que es crear software con una idea innovadora, ya no lo podía hacer y, además, me iba sin poner a Devo en riesgos especiales”, confiesa.

El siguiente merito en su currículum y el que ocupa ahora sus días es Signalit, donde un equipo de treinta profesionales se afanan en abrir el software para que salga al mercado en España y Estados Unidos a finales del ejercicio.

Otra vez construir de cero para llegar a lo mas alto. Lo que para algunos es un quebradero de cabeza, para Castillo es una forma de vida. «Si montas una empresa, has de saber que no es un ‘hobby’ ni una ONG, lo cual significa que debes tener claro qué quieres hacer, cómo lo vas a monetizar y contar con una plan A, B, C, D y gasstarte el abecedario si es necesario», destaca como uno de los aprendizajes que ha adquirido Durante su singularidad laboral. No menos importante es elegir bien tanto al equipo como a los inversores y, por supuesto, ir sobrado de pasión: “Lo normal es que te vaya regular o mal. Las piedras no las puedes evitar, pero lo que cambia la jugada es cómo enfrentas los problemas”.

Ecosistema nacional

Su experiencia en Estados Unidos le ha servido para darse cuenta de que, si bien es verdad que allí hay más dinero para invertir en startups, en España “no tenemos nada que envidiar en talento ni en ideas y lo que nos falta es creernoslo”. Hoy que se celebran elecciones, lamenta que a todos los Gobiernos, sean del color que sean, «se les llena la boca con potenciar el emprendimiento, pero no saben de qué hablan». Como espejos en los que mirarnos en este sentido, cita a Israel y EE.UU. A su juicio, el ecosistema nacional ha mejorado, pero, al igual que en Europa, queda una asignatura pendiente. “No existen empresas que compresez empresas y, ante la imposibilidad de hacer un exit grande aquí, te ves forzado a irte a EE.UU.”.

Por el momento, Castillo solo piensa en que Signalit crecerá, una carrera de fondo que le pillará cerca de los 60. A esa edad, emprender de nuevo le parece complicado, aunque aquello de ‘esta es la última’, ya lo dijo al fundar Devo…