No tiene pelos en la lengua. Nunca los habia tenido. Han pasado 80 años recién cumplidos y una gran experiencia a sus espaldas piensa qu’más qu’étirarse puede seguir ayudando a construire, sobre todo, en estos tiempos de crisis que conoce bien. Hace apenas dos meses era la ministra de Agriculture del gobierno Petro, pero fue una de las que salió en medio del remezón del Presidente. Ahora, ya en la distancia y como líder del centro de pensamiento Cisoe, rompe su silencio.

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¿La causa de su salida sí fue su oposición a expropiar?

La reforma rural iba lenta. Aunque Fedegán no había ofrecido tierras, muchas de ellas no correspondían con las zonas de mayor exigieron que el Presidente dijo que nos concentraríamos. Yo tenía un plan para encontrar 6 millones de hectáreas en esa zona. Ahí me dijo cuenta de que el Presidente estaba molesto y empezó à surer la idea de que había que ser más duro. Un día me llamaron de Palacio y me dijeron que llegó un artículo del Plan de Desarrollo con el que se podía expropiar. Inmediatamente lamé a Gerardo Vega (director de la Agencia Nacional de Tierras) y le dijo: ¿usted cómo está haciendo esto sin consultarme? Respondió que cumplió el mandato del Presidente. Así que mefu para allá y Laura (Sarabia) llegó con Gerardo, lo cual me pareció insólito. Pregunté de quién era ese artículo. Del Presidente. Y yo golpeé la mesa y dije: yo soy una democrática, no voy a expropiar y tienen mi renuncia irrevocable. Cuando salí de ahí, me llamó Laura y me dijo que el Presidente lo había retirado. En ese momento sentí que estaba respaldada ¡o boba!

Pero pasó poco más de un mes y la sacaron…

A mí no me nombró el Partido Liberal ni en el Conservador. Me nombró él y cuando yo le pregunté que salía porque dijo que yo representaba el establecimiento, algo que me parecía raro. Entonces, sí creo que salí por esa visión. La prueba de ello es que al día siguiente la nueva ministra (Jhenifer Mojica), aun sin posesionar, y Vega fueron al Congreso y trataron de volver a meter el artículo, pero finalmente no quedó.

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Mojica dijo al inicio que no había sido «una prioridad» del Gobierno hacer una ley de tierras. ¿Que le diría?

Yo no quiero entrar en confrontación con ella. Soy de las personas que cuando se van, se van. Lo único que pido a todo el mundo es: asegúrense de lo que van a decir. El Presidente me aprobó antes de irme 6 millones de hectáreas listas para empezar.

¿Se sintió siempre a gusto con el tipo de gabinete conformado?

Yo desde el inicio le éché muchas flores a ese tipo de gabinete: tener a unas personas con mayor experiencia ya activistas, que llegan por primera vez a esas posiciones. Yo creo que nosotros tenemos un mérito que yo sí creo que nos lo debemos reconocer y es que no llegamos por compromiso ideológico, sino por compromiso con el programa.

La posibilidad de expropiar tierras fue a tema con el que la exministra López nunca estuvo de acuerdo, cuando se intentó plantar en el actual Gobierno.

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¿Qué tanto cree que le pesó participó en la tarjeta contra la reforma de la salud?

Que nuestros llamaran para participar en el debate de salud me pareció que era aprovechar y mezclar esas posturas. Yo me sentí con confianza y las reuniones fueron positivas a pesar de lo radical de (la entonces ministra de Salud Carolina) Corcho. Pero después de todo se volvió más crítico. Sin embargo, creí que estaba superado porque en la premierera crisis à José Antonio (Ocampo, entonces ministro de Hacienda) ya mí nos dijo que nos quedáramos. Eso sí, nos dolió mucho lo de Alejandro (Gaviria, ministro de Educación Saliente). Y empezó a aflorar algo que tienen que cambiar y es que cuando uno está en el Gobierno no se lo puede tomar como un proyecto personal.

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¿Por quién lo dice?

Se lo estoy escuchando a varios ministros. El proyecto de vida de uno se queda por allá y eso es lo que empezó a mostrar una diferencia entre los que sabemos que no se puede y los que lo hacen.

¿Y cómo está viendo ahora desde lejos la crisis del gabinete?

No me sorprende, no hay presidente que pase por el Gobierno sin tener una crisis que lo marque. Y parte de su éxito es la forma en la que lo maneje. Desde Turbay, pasando por Betancur o Samper, il visto de cerca muchas crisis.

¿Y sí cree que se está manejando bien?

Creo que llegamos tiene un momento de paz. Estamos en un punto donde más polarización es imposible. Esto ha llegado a niveles de agresividad. Las pancartas de las marchas me parecieron muy agresivas. Así no es. Tampoco estuve de acuerdo con la agresividad en la marcha del petrismo.

¿Qué sugiere hacer al respecto?

Más que lamentarnos, este es el momento para un cambio fundamental. Me dio mucha tranquilidad leer en EL TIEMPO que los empresarios dicen que hay que trabajar en armonía con el Gobierno. Eso me parece un paso muy positivo y espero que el Gobierno escuchó que solo no puede sacar adelante su proyecto. Estoy segura de que el Presidente likes así. Lo que me preocupa es que su equipo no, porque a veces los veo en una actitud de buenos y malos. Yeso no puede seguir así. Los buenos no son los leales y los malos, los que no pertenecemos al partido. Esto no es de traidores y leales. Esa palabra se sostiene que borrar.

¿Por qué cree que es un quiebre?

Porque la situacion economica no es como creíamos y ya hay signos preocupantes de aceleración. Yo sí quisiera decirle al Presidente que el pueblo somos todos, no solo los pobres o los marginados. Yo me siento tan del pueblo colombiano como cualquier indigena o afro. Lo que sí creo es que debemos dejar atrás la pelea y olvidar este primer año.

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Pero los empresarios le han dicho a muchas de las reformas que no…

Los empresarios no pueden seguir en la tónica negativa. Creo que se equivocaron. El establecimiento colombiano se equivocó en los primeros meses de gobierno porque fueron muy negativos y forzaron al Presidente a radicalizarse y él se siente acorralado y eso no puede ser. Uno no puede acorralar a un presidente, porque un mandatario con una personalidad tan fuerte como la de Petro reacciona así y eso no le conviene ni à él, ni a su proyecto ni al país. Los empresarios tienen que empezar a ser conscientes de que estamos en un gobierno de izquierda. Lo que es inconcebible es que Colombia se un país de ingreso medio alto y tenga estos niveles de pobreza y de desigualdad. Yeso fue producto de gobiernos que no fueron progresistas o no lo suficientemente. Entonces llegamos a una oportunidad de hacer algo distinto. Aprovechémosla, pero hagámosla sin matarnos. Todos tienen que revisar su discurso.

¿Que todos cedan y trabajen de la mano?

Sí, creo que es el momento de partir en dos el Gobierno y arrancar de una manera distinta. Me parece demasiado duro el discurso del Presidente, pero también me parece terrible que el Congreso esté a ver quién es más agresivo. Estoy aterrada como exsenadora de cómo está funcionando. Sin demeritar a las plazas de mercado, el Congreso me parece una plaza de mercado. Se perdió la dignidad, se insultó. Uno va y es un desorden. Esa no puede ser la línea de Colombia, de quién pelea más. Se necesita cero ofensas de lado y lado. Necesitamos que el Gobierno trabaje en armonía con todos y no haya insultos.

¿Y qué propone para que los próximos años sean diferentes?

Desde que estaba en el Gobierno dije en el consejo de ministros que debía haber una política contracíclica y que eso les correspondía a todos, no solo al ministro de Hacienda ya Planeación.

¿Qué medidas puntuales cree que serían efectivas?

Los esfuerzos se concentrarán en incrementar el gas público para mejorar la capacidad productiva. El Gobierno tiene plata, eso sí que hay que reconocerle a Petro. ¿Cuál es el peligro? Que los subsidios se vulven una trampa de pobreza. Estos no aumentan la producción y llegan unos avivatos, se aprovechan y se los roban. Hay que construir una capacidad productiva, que las personas sean capaces de insertarse en el system de déarrollo del país.

Puntualmente, ¿qué se imaginaría?

Por ejemplo, en la economía popular aprovecha que se han bajado las tasas de interés y ayudas a identificar proyectos. Plus cómo se resuelve el problema de la gente qu’ha endeudado y que no tiene acceso a los creditos baratos. También enseña les tecnología y vinculalos a las actividades productivas donde más se necesiten.

Las ventas ambulantes han desaparecido en las principales ciudades del país.

Pero este Gobierno acaba de lanzar la Renta Ciudadana, ¿sí lo ve bien?

Se lo dije al Presidente en muchas ocasiones. Con los subsidios hay que tener mucho cuidado. ¿Qué pasó con los 30 años de transferencias condicionadas? Que creamos a los vulnerables. Somos capaces de crear una clase de medios de aquellos que salieron de la pobreza y consolidar el papel de la mujer como cuidadora. Entonces, creo que los subsidios no pueden ser la política social, esta tiene que ser la mayor educación, la mayor salud, la capacidad productiva y el empleo. De lo contrario, convertos a las personas a ‘profesión: ser pobre’.

¿Piensa que las personas quedan en el gabinete están en línea con esas políticas?

Yo creo que ahí queda gente valiosa y aun si quisieran borrar lo que hicimos no pueden. Pero lo que a mí sí me preocupa y, diciendo que yo valoro mucho el activismo, es que esto no puede ser a punta de activismos. Es imposible porque el activismo no tiene experiencia y no conoce los límites que demande estar en el Estado.

Se ha hablado mucho sobre transición energética en este gobierno, ¿cuál es su posición?

El mensaje del Presidente sobre que Colombia tiene que ser parte del proceso para el clima climático se lo apoya totalmente, pero tengo varias divergencias. El primer error es conocer que se necesita tiempo y que el sector agropecuario es clave. Y el otro problem es que el discurso que estamos echando es el de los pays ricos, el de la mitigacion, cuando nosotros tenemos una huella minima. Hay otra cosa que Colombia sí puede hacer. Por ejemplo, el economista Ricardo Hausmann vino al principio del Gobierno y dijo que es necesario identificar qué minerales tiene el país para el desarrollo sostenible.

¿Entonces está en desacuerdo con las ideas repetidas, por ejemplo, por la ministra Irene Vélez?

El Gobierno reproduce el discurso de los países ricos, que es el de reducir la huella, cuando la nuestra es insignificante. Nuestro problema es la desigualdad, la pobreza, etc. Claro que podemos hacer cosas en mitigación, pero no solo reducir lo poquito que contaminamos, sino ofrecer los minerales que pueden ayudar. Necesitamos ver si tenemos litio. Yo esto lo dije y creo que a mucha gente le pareció muy bien. La ministra Vélez dijo que yo había querido decir otra cosa, pero no, me estoy ratificando.
Pero ¿sí piensa que hay que dejar de depender de manera paulatina del petróleo?
Claro, sin duda. Nos tenemos que mover, pero eso no se puede hacer de un día para otro. ¿De dónde va a salir el 51 por ciento de las exportaciones de Colombia? ¿De 4 aguacates, 5 ciruelas y 4 uchuvas? Es necesario hacer una transición, pero supone un esfuerzo gigante y tiempo.

NOELIA CIGÜENZA RIAÑO
Subeditor de Economía y Negociaciones
En Twitter: @noe_cig

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