A largo plazo, la reforma de pensiones podría implicar más costos que si no se hubiera adoptado. Esta es una de las lecciones que se desprende del décimo » aviso « informe anual presentado el jueves 13 de julio por el Comité de Seguimiento Previsional (CSR), un pequeño grupo de expertos independientes. Esta observación puede sorprender, incluso parecer paradójica, porque las medidas promulgadas el 14 de abril por el ejecutivo apuntaban al ahorro. Muestra cómo las transformaciones se reducen a nuestro sistema por la distribución de efectos difíciles de aprehender, debido a la infinita complejidad de las reglas vigentes.

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Situado bajo el mando del Presidente del Gobierno, el RSC tiene como misión cuestionar a los poderes públicos si los planes de pensiones, en su conjunto, se alejan de los objetivos que se han fijado para ellos: sostenibilidad financiera, equidad entre generaciones, etc. Si es necesario, este organismo, ahora destituido por el economista Didier Blanchet, puede hacer recomendaciones para corregir cualquier abuso. Se basa en los datos proporcionados en los informes del Consejo de Orientación de Pensiones (COR), el último publicado el 22 de junio.

El CSR recuerda que la ley del 14 de abril tiene impactos susceptibles de variar en el tiempo. En 2030, podría reducir el gasto en pensiones en 4.600 millones de euros, frente a la situación en la que no habría cambios. En cambio, el balance podría revertirse en 2070, con una «factura» más pesada (de 9.500 millones de euros) que si los textos se hubieran mantenido idénticos.

Pensiones más altas

¿Cómo explicar tal tendencia? La reforma impulsada por Emmanuel Macron y el Gobierno de Elisabeth Borne ha hecho retroceder la edad legal de jubilación de los 62 a los 64 años, al tiempo que desarrolla, para determinadas generaciones, el número de trimestres necesarios para tener derecho a una pensión completa. En primer lugar, estas provisiones generan mucho ahorro, porque las personas que deberían haberse jubilado no están. Además, a medida que continúan operando, aportan más, lo que ha generado más recursos en los fondos.

Sin embargo, durante el período en que prolongan su vida profesional, estas mismas personas adquieren derechos adicionales al seguro de vejez, con salarios generalmente elevados, ya que se encuentran al final de su carrera. Finalmente, se van con pensiones mayores de las que les habrían dado si no hubiera habido una reforma.

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