Allá libertad de expresión es un derecho fundamental reconocido por la Constitución. Y, además, tiene una protección reforzada en el caso del discurso parlamentario. Sin embargo, puede tener límites. Así lo apuntan los letrados del Parlament en uno informar del pasado mes de enero, elaboró ​​una petición de la Mesa, y al que se acogen ERC y CUP para reformular el reglamento del Parlament e incluir la prohibición de los discursos de odio. Su intención es frenar los postulados que la extrema derecha de Vox se despliega en la Cámara catalana.

El informa de los letrados, al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, apunta que la «inviolabilidad parlamentaria» no incluir los discursos que van contra los derechos humanos. En este sentido, señalan la jurisprudencia de los tribunales europeos -tanto del TEDH como del TJUE- para poner límites a los que hacen «apología del terrorismo, del discurso de odio y del discurso que fomenta la discriminación entre las personas», y también a los que usan un «lenguaje ofensivo respecto a otros miembros del Parlamento o terceras personas que pueden dañar la dignidad y la reputación de la Cámara».

Las Sanciones

Sin embargo, tenga en cuenta que las restricciones y eventuales sanciones se tendrán que reservar para «situaciones graves especiales que perturben el funcionamiento normal» de la institución. «Hay que tener especial cuidado para evitar que el establecimiento de restricciones al discurso político se pueda utilizar por la mayoría parlamentaria en abuso de su posición dominante respecto de las minorías», apunta el texto.

Así, los letrados piden que las normas sobre conductas permitidas y sobre el uso del lenguaje estén establecidos «con claridad», al igual que el regimiento sancionador, ese pedido que se elabora teniendo en cuenta el «principio de proporcionalidad». También proponer la posibilidad de externalizar la «verificación de los hechos», o que se haga con un modelo «híbrido», para «garantizar mejor los derechos de las minorías parlamentarias frente a la mayoría».

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ERC y la CUP proponen que el código de conducta de la cámara catalana explícitamente prohíba los «discursos de odio o intolerantes», y que esto se incluye dentro del reglamento para que puedan ser sancionables. La normativa actual propone medidas como la retirada de la palabra, la expulsión del diputado de la sesión o incluso la exclusión temporal, pero es muy genérico en cuanto a que discursos se pueden amonestar, ya que se refiere a «palabras ofensivas dirigidas a las instituciones públicas, a otro miembro del Parlamento o a cualquier otra persona».

El informa de los letrados considera que actualmente el discurso de odio ya estaría limitado en la normativa interna, aunque reconoce que no lo está de forma explícita. Por este motivo, republicanos y ‘cupaires’ quieren ir más allá y prohibir que los parlamentarios puedan «incitar a la discriminación por razón de género, orientación sexual, creencias, ideología, origen, condición social, etnia, lengua o discapacidad».