La existencia de dos regímenes de cotizaciones diferenciados viene mostrando una distorsión histórica que hace palpable a la hora de cobrar la pensión de júbilo. Nuestro referimos a la brecha que siempre ha existido en España entre el importe de los servicios que reciben los trabajadores por la prestación y el importe de los empleados. El resultado es conocido: los trabajadores por cuenta ajena cobran un 67% más que los autónomos con las últimas cifras oficiales disponibles a partir de 2023.

La razón principal de esta diferencia está en la posibilidad que tienes de trabajar con personas debido a la decidir el nivel de aportaciones en la Seguridad Social, que en última instancia determina el nivel de la pensión. Una opción, no en vano, que el Gobierno eliminó con la reforma del nuevo sistema de cotizaciones en base a ingresos reales de los trabajadores por cuenta propia.

Si hasta ahora los tres millones de autónomos decidieron su base de cotización con independencia del nivel de rendimientos netos que registrara, desde enero de este año cada uno de los trabajadores por cuenta propia de alta en RETA deberá comunicar la previsión de ingresos a la Seguridad Social, que la encuadrará en uno de los quince tramos previstos en función de la devolución.

De cara a los servicios de júbilo, el principal problema que entraña el nuevo sistema es que prevé reducciones de la cuota mensual a pagar por cada tres trabajadores, es decir, más de dos millones. Para todos ellos se reducir el esfuerzo mensual de contribución a la Seguridad Social mientras que a la vez también generar un derecho menor por este beneficio de júbilo.

El incumplimiento, un menor 20%

Con todo, en los últimos tres lustros se aprecia como los trabajadores por cuenta propia han ido tomando conciencia de la importancia de las cotizaciones para el sistema publico de pensionistas. Al menos esta es la imagen que surge de la evolución de la brecha entre la pensión que percibe el autónomo y el asalariado. A finales de 2023, el incumplimiento estaba en un 67% más de pensión para los asalariados que para los autónomos. En concreto, la cantidad media de un pago de jubilación procedente del régimen general alcanzaba los 1.527 euros mensuales de media, mientras que la del regimen especial de autonomos situaba en los 910euros. Es decir, el empleado llega a cobrar en este momento 617 euros más al mes de media, es decir, 8.638 euros más al año.


Evolución de la diferencia entre

pensión de asalariados y autónomos

En porche. Catorce paga por año

Fuente: Seguridad Social /A B C

Evolución de

diferencia entre

la pensión de

asalariado

y autonomía

En porche.

Catorce paga por año

Fuente: Seguridad Social /A B C

En los últimos quince años, no en vano, la brecha que hoy es de un 67% se ha reducido desde el 83% lo que se graba en enero de 2008, en el momento previo a la gran recesión financiera. Concretamente, la brecha se ha reducido un 20% en los últimos tres lustros -es la variación entre ambos pórticos-. Entonces, hace quince años, el autónomo percibía una pensión media de júbilo de 551 euros mientras que el asalariado cobraba 1.010 euros mensuales.

A partir de este momento, y como producto de las distintas revalorizaciones aplicadas por varios gobiernos, la pensión media de júbilo es un 65% mayor para los autónomos, mejor que los empleados cobran un 51% más. Es esta evolución la que ha permitido que la brecha se cierre casi al nivel inferior de la serie histórica Junto con el pasado mes de diciembre, cuando se ubicó en el 67,7% (en el año 2023 estuvo exactamente en el 67,8%).

El golpe de las crisis, a las cotizaciones

Con todo, el ejercicio de observación reveló una punto de inflexión bajo la evolución de la diferencia de pensión entre empleados e independientes. Es en 2012. Y fue exponencial. Si en diciembre de 2011 el incumplimiento será del 82,3% en el año 2012 será del 72,3%. Y la clave está en el paso atrás que dio en ese mes la pensión media de jubilation del régimen general: en ese mes pasó de 1.144 euros de media a 1.101 euros, presionando fuertemente a la baja la brecha existente.

La explicación está, precisamente, en los empleos perdidos en los años de la gran recesión. España contó en 2012 con 1,1 millones de abonados menos que en 2008. El efecto de esas expulsiones del mercado laboral se aprecia en esta caída de la pensión media que, más allá, se ve afectada por el elevado volumen de trabajadores que vieron afectados los años de la cálculo de la pensión por ese período entre la salida del mercado laboral y el cobro de la prestación pública de júbilo. En muchos casos, estos despidos afectan a trabajadores de edad cercana a la júbilo, y por tanto, sin posibilidad de reacción ante la reducción de cotizaciones.